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El presidente Donald Trump va a declarar la crisis de opioides emergencia nacional. La afirmación la hizo al responder a un reportero en su club de golf de Bedminster, Nueva Jersey, donde se encuentra en vacaciones de trabajo. “Vamos a gastar mucho tiempo, esfuerzo y dinero en la crisis de opioides…. lo digo oficialmente ahora, esta es una emergencia”.
El número de muertes por sobredosis equivale cada tres semanas al número de muertos el 11 de septiembre, considera el reporte preliminar de la Comisión para el Combate a la Adicción de Drogas y la Crisis de Opioides, que encabeza el gobernador de Nueva Jersey Chris Christie, dado a conocer la semana pasada y que urgió al presidente a declarar una emergencia nacional. Gobernadores en cuatro estados: Arizona, Florida, Maryland y Virginia, declararon ya la emergencia.
El martes no asistió Christie que había propuesto que el presidente declarara el estado de emergencia nacional para la crisis de opioides. Trump escuchó un briefing mayor del Secretario de Salud y Servicios Humanos, Tom Price, sobre la epidemia que golpea principalmente a estados considerados territorio de Trump y que le dieron la mayor votación en la elección presidencial. Repitió entonces lo dicho durante su campaña hace más de seis meses: que Estados Unidos ganará el combate contra la epidemia de opioides, que es su mayor responsabilidad proteger a los estadounidenses y evitar que los jóvenes tomen el camino de la muerte.
Trump destacó el martes la necesidad de fortalecer la seguridad en la frontera sur con México, desde donde entra mucha de la mortal heroína, con una fuerza que “este país nunca ha visto esa clase de fuerza”. No mencionó que muchos de los opioides son droga sintética que circula incluso a través compras por internet y pagos clandestinos casi imposibles de rastrear; ni que muchos opioides cada vez mas potentes provienen de Asia; una gran parte de los que sufren la adicción comenzaron con píldoras para “matar el dolor” (analgésicos) bajo prescripción médica. La epidemia de opioides crece vertiginosamente, causó la muerte a 900 en Philadelphia, Pennsylvania, el año pasado, 30% más que en 2015.
La semana pasada el gobernador Chris Christie que preside la Comisión para el Combate a la Adicción a Drogas y a la Crisis de Opioides, se reunió por primera ocasión con el presidente Trump, presentó un informe preliminar sobre la crisis acompañado de médicos y científicos. Christie dijo que el presidente debe declarar una “emergencia de salud pública en Estados Unidos”, ya sea bajo el Servicio de Salud Pública o bajo el Acta Stafford. La epidemia mata hoy a más estadounidenses que los que mueren por accidentes vehiculares o por disparos de armas de fuego. La adicción es una enfermedad mental crónica, no un error moral. El informe propuso una campaña que desarrolle esa idea, así como implementar un tratamiento con medicamentos adecuados, combinado con apoyo sicológico para que los adictos puedan reconstruir sus vidas, para lo que es necesario entrenar a profesionales médicos. La gente necesita seguro de salud poder acceder al tratamiento, muchos lo hacen a través de Medicaid. Afortunadamente, atrás quedó el fracaso de la reforma de salud, que suponía un recorte drástico a Medicaid, cuya expansión permitió en años recientes que la gente pudiera enfrentar crisis de adicción y acceder a tratamientos para rehabilitación aún insuficientes. En los estados mas golpeados por la crisis, el recorte de recursos hubiera tenido efectos devastadores para la población más vulnerable.
Las muertes por sobredosis de opioides siguen aumentado, en pleno territorio de Donald Trump. Ohio, West Virginia, Kentucky, Arkansas, en la región son esos los cuatro estados más golpeados. Las muertes por sobredosis en 2015 alcanzaron a 33 mil personas, la inmensa mayoría blancos y menores de 50 años, cifras de los Centros de Enfermedad Control y Prevención. En 2016 cálculos extraoficiales elevan el número de muertos a cerca de 60 mil (para todas las drogas). 2.6 millones de estadounidenses se estima que tienen problemas con opioides, de acuerdo con el Servicio de Administración de Abuso de Sustancias y Salud Mental. El cálculo de la Comisión es espeluznante: 142 muertes diarias por opioides.
Trump concluyó la reunión en Nueva Jersey afirmando que es un “tremendo equipo” el que va a “ganar la pelea, no tenemos alternativa,” pero sin discutir y definir la emergencia nacional. Finalmente el presidente Trump este jueves dijo que declarará la crisis de opioides emergencia nacional. Habrá de hacerlo formalmente.
Está por definirse una política que incluya acciones y campañas médicas necesarias, programas amplios prevención, atención médica y psicológica, de rehabilitación suficiente, frente a la epidemia de opioides. La propuesta de la comisión encabezada por Christie no coincide ni con lo que propone el fiscal general Jeff Sessions, quien se ha pronunciado por una política de corte persecutorio, policiaco, carcelario y prohibicionista, ni con el secretario de Salud Tom Price, quien habría mostrado posiciones ambivalentes.
La declaración de emergencia nacional tendrá que actuar con la urgencia que requiere el caso. Muchas muertes y destrucción de vidas podrían evitarse.
*Periodista y analista internacional