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En el dictamen de la secretaría de Cultura me llaman la atención las cinco estrategias que se proponen en cuanto al uso de la cultura que, resumiéndolas, me parece que significan lo siguiente:
1) Una visión politizada de la cultura donde ésta es utilizada para resolver otros fines, que son problemas políticos y sociales.
2) Una visión de la cultura como el patrimonio que hay que conservar para explotar turísticamente al máximo.
3) Que la cultura se va a difundir de una manera preeminentemente virtual y desde esta plataforma será como se va a distribuir a la población en general.
4) La cultura contemporánea será vista exclusivamente como un sector de desarrollo económico, es decir, como un mercado que ya es considerado como significativo, cuyo potencial se quiere ayudar a exportar. En especifico se habla de cinematografía y de literatura, pero no de artes plásticas ni escénicas. Lo que sugiere en qué áreas concentrara la atención del gobierno en las artes (cinematografía y de literatura), o que el arte contemporáneo está siendo visto exclusivamente como una empresa económica (como PYMES, lo que ya esta sucediendo).
5) Que finalmente se usará la cultura para mejorar la imagen de México en el extranjero.
La anterior visión de las artes y de la cultura es esencialmente pragmática y esta basada en dos pilares: en su uso como motor económico y en su uso como motor político e ideológico. En cierto sentido, la postura del gobierno es clara, sin embargo me parece limitada. Por ejemplo, esta limitación se puede ilustrar con la manera en la que se propone el uso de la tecnología, donde la estrategia es sumamente pasiva porque se limita a la distribución de contenidos y a su consumo en las redes sociales. Es como si ante lo tecnológico se sigue pensando sobre lo digital con la misma mentalidad de la televisión: la de un emisor que se dirige a un receptor, donde la cultura solamente es el contenido de un programa. Esta visión sobre la cultura significa el control de los contenidos, lo que puede resultar problemático en una sociedad pluralista donde justamente las plataformas digitales posibilitan una horizontalidad entre emisores/ receptores.
En el documento se entiende la cultura contemporánea (me imagino que este punto es el que atañe a las artes plásticas) desde una perspectiva exclusivamente económica, en la cual la misión del gobierno es reconocer este mercado e impulsarlo con estrategias mercadotécnicas y políticas públicas favorables, promoviendo los contenidos de valor. Sobre esto me pregunto quién definirá los contenidos de valor y si el valor de éstos será equivalente a su valor de mercado (y de exportación).
Creo que pensar que el fin de la cultura es el de mejorar la imagen de un país significa entenderla de una manera superficial, decorativa. Ante esto hay que cuestionarse sobre cuál es la imagen que se quiere dar del país, porque es diferente si se pretende ser crítico o solamente se quiere dar una imagen conveniente al gobierno y a los negocios que impulsa. La imagen del país es la suma de muchas perspectivas y no una sola a partir de pensar México como una marca. La imagen del país, para que sea una buena imagen, debe corresponder a la realidad social del país. O sea que si el país no está bien, entonces no se puede dar una buena imagen. Sobre este punto me da miedo que se piense que las artes pueden dar una imagen diferente a la de la realidad del país, porque esto implica que se espera de la cultura y de las artes que muestren una ilusión de lo que se quisiera mostrar de México al resto del mundo.
En resumen, me parece que el documento da a entender que el gobierno entiende la cultura como un recurso económico y como un recurso propagandístico, dos conceptos que sumados significan el impulso de objetos culturales que vendan bien a partir de dar una buena imagen del país en el extranjero. Más que una política cultural global, esto parece la dirección de los contenidos que el gobierno necesita impulsar urgentemente hoy en día ante los problemas del presente, sin una visión hacia el futuro.
Pensando que los problemas y los gobiernos cambian y que ante nosotros hay futuro más allá del actual gobierno ¿Es la misión de una nueva secretaría de Cultura la de solucionar los problemas del presente? ¿O es que una secretaría así tiene que ser pensada de una manera más amplia: como una institución duradera y no solamente como una política del actual Estado?