“Protejamos el planeta.
Recuperemos la tierra.
Involucremos a la gente”.
La desertificación, la degradación de las tierras, la sequía y el cambio climático están interrelacionados. Como resultado de la degradación de las tierras y el cambio climático, las sequías son más intensas y se producen con más frecuencia, al igual que las inundaciones y las temperaturas extremas. Más del 50% de las tierras agrícolas están mediana o gravemente degradadas, y cada año se pierden 12 millones de hectáreas de tierra, que dejan de ser cultivables.
Los medios de subsistencia y el bienestar de cientos de millones de personas están en peligro. Cerca de 800 millones de personas padecen subalimentación crónica como consecuencia directa de la degradación de las tierras, la disminución de la fertilidad de los suelos, el uso insostenible de los recursos hídricos, las sequías y la pérdida de diversidad biológica. Durante los próximos 25 años, la degradación de las tierras podría reducir la producción mundial de alimentos hasta en un 12%, lo que incrementaría en un 30% los precios de los alimentos.
Sin una solución a largo plazo, la desertificación y la degradación de las tierras no sólo afectarán el suministro de alimentos, también propiciarán un aumento de las migraciones y pondrán en peligro la estabilidad de muchas naciones y regiones. Por esta razón, los dirigentes mundiales decidieron que lograr la neutralización de la degradación de las tierras sería una de las metas de los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Ello implica rehabilitar cada año al menos 12 millones de hectáreas de tierra degradada.
La agricultura climáticamente inteligente y sostenible es otro método importante, cuya aplicación no sólo ayudará a las comunidades a crear resiliencia al cambio climático, sino que también contribuirá a mitigar sus efectos al tomar carbono de la atmósfera y devolverlo al suelo. La transición a una agricultura sostenible también aliviará la pobreza y generará empleo, sobre todo entre los más pobres del mundo. Podría crear, para 2050, unos 200 millones de puestos de trabajo en todo el sistema de producción de alimentos.
Este año, el lema del Día Mundial de Lucha contra la Desertificación y la Sequía es: “Protejamos el planeta. Recuperemos la tierra. Involucremos a la gente”. En este día, insto a todas las partes a que cooperen para ayudar a neutralizar la degradación de las tierras en el marco más amplio de los esfuerzos por alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible y construir un futuro con dignidad y oportunidades para todos.
Secretario general de la ONU