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Nos acercamos al final del primer año de la implementación de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible. Con sus 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible, la Agenda 2030 constituye un ideal universal de paz, prosperidad y dignidad para todas las personas en un planeta saludable. Es inconcebible que este propósito pueda alcanzarse si no se cumple el mandato del Objetivo de Desarrollo Sostenible 1 de poner fin a la pobreza en todas sus formas.
En la actualidad, alrededor de mil millones de personas viven en la pobreza extrema y más de 800 millones padecen hambre y malnutrición. Sin embargo, la pobreza no se mide solamente por la insuficiencia de ingresos; se manifiesta en el acceso restringido a la salud, la educación y otros servicios esenciales y, con demasiada frecuencia, en la denegación o el abuso de otros derechos humanos fundamentales.
La pobreza es a la vez causa y consecuencia de la marginación y la exclusión social. Para cumplir la promesa de la Agenda 2030 de asegurar que nadie se quede atrás debemos hacer frente a la humillación y la exclusión de las personas que viven en la pobreza.
La humillación y la exclusión son importantes causas de malestar social y, en casos extremos, provocan el extremismo violento que afecta a muchas partes de nuestro mundo. Sin embargo, en la mayoría de los casos, las personas que viven en la pobreza hacen frente a esos males sociales con una resiliencia estoica, sin dejar de esforzarse por escapar de la realidad degradante de su vida cotidiana.
Todos los gobiernos y sociedades tienen la obligación de abordar las desigualdades socioeconómicas sistémicas y facilitar la participación de todas las personas que viven en la pobreza extrema para que puedan ayudarse a sí mismas, a sus familias y a sus comunidades a construir un futuro más equitativo, sostenible y próspero para todos.
El mensaje de la celebración de hoy es “Pasar de la humillación y la exclusión a la participación: poner fin a la pobreza en todas sus formas”. Debemos derribar los muros de la pobreza y la exclusión que afectan a tantas personas en todas las regiones del mundo. Debemos construir sociedades inclusivas que promuevan la participación de todos. Debemos garantizar que las voces de todos los que viven en la pobreza sean escuchadas.
En este Día Internacional para la Erradicación de la Pobreza, escuchemos y prestemos atención a las voces de las personas que viven en la pobreza. Comprometámonos a respetar y defender los derechos humanos de todas las personas y a poner fin a la humillación y la exclusión social que las personas que viven en la pobreza enfrentan cada día promoviendo su participación en las iniciativas mundiales dirigidas a poner fin a la pobreza extrema de una vez por todas.
Secretario general de la ONU