La decisión tomada esta semana por los líderes europeos de acelerar la ratificación del Acuerdo de París sobre el Cambio Climático es histórica. Habrá transcurrido menos de un año desde que iniciaron las negociaciones en la COP21 en diciembre de 2015 hasta el momento en que entre en vigor dicho Acuerdo. Fueron semanas y meses en los que las naciones del mundo se detuvieron a observar el catastrófico precipicio del Cambio Climático y decidieron actuar.

Gracias a los protocolos de diplomacia internacional, la ratificación del Acuerdo ha sido notablemente rápida. Los líderes de todas las naciones que firmaron el acuerdo merecen nuestro reconocimiento y gratitud. Desde los mayores emisores, como China, Estados Unidos o la Unión Europea, hasta los estados insulares más pequeños que presentan mayores riesgos ante los efectos del Cambio Climático; todos ellos han reconocido la escala de la amenaza a la cual nos enfrentamos y han actuado con loable rapidez.

Tras 20 años esperando alcanzar un acuerdo intergubernamental para hacer frente al Cambio Climático, es fascinante ser testigos de una actuación tan rápida por parte de las naciones para convertir este acuerdo en derecho internacional. No hay tiempo que perder, los próximos años serán cruciales. El aumento de las emisiones de gases de efecto invernadero a nivel mundial debe detenerse en 2020 y empezar a reducirse rápidamente a partir de entonces. El siguiente paso que deben dar los países es proponer planes nacionales de emisión de gases tan ambiciosos como los del Acuerdo de París, ya que actualmente casi ninguno de ellos lo es.

Afortunadamente, los alcaldes de las ciudades más grandes del mundo han trabajado durante estos meses para reforzar sus acciones contra el Cambio Climático. Esta determinación coincide con más de una década de liderazgo internacional previa al Acuerdo de París, a través de poderosas redes como Ciudades C40 y conocidas plataformas para la declaración de compromisos como el Pacto de Alcaldes (Global Covenant of Mayors). Durante el momento álgido de las negociaciones en la COP21, el ayuntamiento de París congregó a más de mil alcaldes en la Cumbre sobre el Clima para los Líderes Locales. Este testimonio de compromiso, tanto local como global, fue esencial para mostrar a los líderes nacionales, quienes se encontraban en plena discusión del Acuerdo, que no estaban solos.

A lo largo de 2016, las ciudades han seguido presentando ambiciosas acciones contra el Cambio Climático. La semana pasada, París anunció que peatonalizará la orilla derecha de la vialidad que corre junto al río Sena y ampliará su famoso sistema de bicicletas públicas a fin de crear una ciudad que prioriza el transporte sustentable. Este verano, Río de Janeiro fue sede de los Juegos Olímpicos y Paralímpicos más ecológicos de la historia moderna, con nuevas líneas de tren ligero, 150 kilómetros de carriles de autobús de tránsito rápido y cientos de kilómetros de carriles ciclistas que están revolucionando el transporte público urbano. La Ciudad de México está tomando acciones determinantes con la intención de desarrollar una red de transporte limpio y eficiente, mediante la ampliación del sistema de autobuses de tránsito rápido y del metro, así como la creación de infraestructura ciclista con ciclovías, biciestacionamientos masivos y el sistema de bicicletas públicas, todos integrados a la tarjeta de transporte de la ciudad.

Una de las razones por las que los líderes de las ciudades hemos tomado estas importantes determinaciones es gracias al trabajo en conjunto. A través de redes como el C40 aprendemos unos de otros, de modo que nuestras experiencias exitosas se replican rápidamente en otras ciudades del mundo. El costo de la innovación es reducido y todos aprendemos de los errores inevitables que surgen durante la implementación de proyectos.

Las ciudades volverán a demostrar esto durante la Cumbre de Alcaldes C40 de 2016 que se realizará en la Ciudad de México del 30 de noviembre al 2 de diciembre. Los alcaldes más influyentes del mundo, que representan a 650 millones de personas, trabajarán conjuntamente y presentarán sus objetivos en aras de un futuro sostenible.

Las ciudades están abriendo camino para lograr concretar el Acuerdo de París, pero como alcaldes no podemos hacerlo solos. Agradecemos a los líderes nacionales que participaron en la firma del Acuerdo de París, pero ahora nos dirigimos a los presidentes y primeros ministros del mundo para que impulsen a sus ciudades.

Estudios hechos por el C40 demuestran que un tercio del presupuesto global de carbono considerado “seguro” podría mitigarse a través de las políticas urbanas implementadas desde ahora y hasta 2020. El apoyo a los alcaldes para que tomen decisiones de avanzada, como planificación del uso del suelo, infraestructura de transporte o códigos de construcción, podría ser la forma más eficiente para que las naciones empiecen a cumplir los compromisos del Acuerdo.

A modo de ejemplo, los alcaldes de las ciudades más grandes del mundo han identificado proyectos de infraestructuras sostenibles, políticas innovadoras e iniciativas para la reducción de emisiones de carbono, pero sólo en contadas ocasiones pueden llevar a cabo sus ambiciosos proyectos puesto que no disponen de acceso a financiamientos. Ahora son los gobiernos nacionales los que deben ayudar a los alcaldes y a sus ciudades otorgándoles autoridad para el financiamiento de infraestructura sostenible. A su vez, las instituciones financieras internacionales deben garantizarles acceso directo a los Fondos Verdes y mecanismos de préstamo para poder realizar sus planes contra el Cambio Climático.

Tenemos una enorme responsabilidad y los ciudadanos nos lo recuerdan cada día. Hoy es un momento de gran esperanza, pero no debemos olvidar que el trabajo para lograr que el Acuerdo de París sea realidad acaba de empezar. Las ciudades están listas para ayudar a conseguirlo.

Alcaldesa de París, jefe de Gobierno
de la Ciudad de México y alcalde de
Río de Janeiro, respectivamente.

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