El año pasado se perfiló como el año más caluroso que se haya registrado, y el 2015 está en buenas vías de romper ese dudoso récord. El cambio climático ya está teniendo un impacto en todos los rincones del mundo, y Latinoamérica no es la excepción. Hoy más que nunca, las tormentas y sequías extremas, el derretimiento de glaciares y la contaminación han hecho estragos en la región. Las tormentas extremas, como el huracán Patricia, que arrasó en Puerto Vallarta, ponen vidas en peligro, causan daños a las propiedades y dejan a miles, incluso a los gobiernos, haciéndoles frente a costosos esfuerzos de recuperación y a la pérdida de ingresos.
Durante el último año, los países de Latinoamérica han mostrado cada vez más su disposición para tomar medidas con respecto al cambio climático. Se están dando cuenta cada vez más de que aquellos países que actúan para luchar contra el cambio climático pueden producir beneficios reales para sus ciudadanos, creando empleos verdes, mejorando la salud al reducir la contaminación y creando condiciones económicas más equitativas.
En diciembre, el mundo se unirá para llegar a un acuerdo que frenará los efectos cataclísmicos del calentamiento global al que se enfrenta nuestro mundo, limitando a 2°C el aumento de la temperatura promedio de la superficie global. Para garantizar el éxito de la reunión, Perú, país anfitrión el año pasado de la Conferencia de las Partes (COP, por sus siglas en inglés) de las Naciones Unidas, y Francia, país anfitrión este año de las negociaciones de la COP (COP 21), han unido sus fuerzas para exhortar a los demás países a que se comprometan de forma ambiciosa en París.
Las negociaciones climáticas a realizarse en París en diciembre dependen de cuatro pilares clave: (1) un acuerdo global (2) las promesas climáticas de los países (contribuciones previstas determinadas a nivel nacional), (3) el financiamiento para lograr que esto suceda; y (4) las medidas que tomen las autoridades locales y los agentes no estatales, como los grupos y empresas de la sociedad civil.
Los alcaldes de algunas de las ciudades más grandes de Latinoamérica ya se han unido al Compacto de Alcaldes, y comprometido a reducir emisiones en sus ciudades. El 80 por ciento de la población de Latinoamérica vive en ciudades, y los efectos combinados de las iniciativas a nivel urbano en Latinoamérica son inspiradores. Los comercios, los agentes no estatales y las instituciones financieras también ofrecen su colaboración para lograr que se limite el aumento de la temperatura global a un máximo de 2°C.
Los países de todo el mundo deben presentar sus metas para ayudar a garantizar que se logre ese objetivo. Algunos han planteado propuestas audaces, mientras que otros no han hecho suficiente. A continuación se encuentran las metas que se han trazado 14 países de Latinoamérica. Muchas de ellas pueden fortalecerse, y dependerá de los activistas dentro del país y de muchos de nosotros — como latinoamericanos y ciudadanos del mundo — que se fomenten compromisos significativos y se tenga la perseverancia necesaria para garantizar que la región logre una fuerte presencia en la COP de París y más allá de ella:
- Argentina se ha comprometido a lograr una reducción incondicional de un 15 por ciento en sus emisiones de gases de efecto invernadero para 2030;
- Brasil promete reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero para 2025 en un 37 por ciento por debajo de los niveles de 2005, y en un 43 por ciento para 2030. Al tomar en cuenta el papel que juega Brasil como contribuidor al calentamiento global, muchos opinan que el país debe ser más audaz, y abordar el tema de deforestación para lograr límites mayores.
- La meta de Chile es lograr una reducción incondicional de un 30 por ciento en la intensidad de carbono para 2030.
- Colombia se compromete a reducir en un 20 por ciento sus emisiones de gases de efecto invernadero para 2030.
- Costa Rica se ha comprometido a ser un país carbono neutral para 2021, una promesa impactante, a pesar de depender del apoyo económico externo.
- República Dominicana se ha comprometido a lograr una meta de una reducción condicional en sus emisiones de gases de efecto invernadero para 2030 de un 25 por ciento por debajo de los niveles de 2010.
- Guatemala ha prometido una reducción incondicional de un 11.2 por ciento en sus emisiones de gases de efecto invernadero para 2030, en comparación con el escenario tendencial previsto. Una reducción del 22.6 por ciento sería supeditada al apoyo técnico y financiero proveniente del extranjero.
- México promete una reducción incondicional en sus emisiones de gases de efecto invernadero de un 22 por ciento por debajo de los niveles tendenciales, y reducir sus emisiones de carbono negro en un 51 por ciento para 2030. Aunque la meta de México es razonable, la perseverancia será un elemento fundamental en este caso.
- Honduras se ha comprometido a lograr una reducción de un 15 por ciento en sus emisiones de gases de efecto invernadero para 2030, en comparación con el escenario tendencial previsto.
- Paraguay promete una reducción incondicional de un 10 por ciento en sus emisiones de gases de efecto invernadero para 2030.
- Perú se compromete a lograr una reducción incondicional de un 20 por ciento en sus emisiones de gases de efecto invernadero para 2030.
- Uruguay se compromete a lograr una reducción incondicional de un 10 por ciento en sus emisiones de gases de efecto invernadero para 2030
Este es el momento para que todos los actores principales tomen medidas y formen un futuro sin amenazas climáticas para el pueblo de Latinoamérica. Abordar el tema del cambio climático conlleva mucho más que llevar la cuenta de las emisiones. Conlleva mejorar el transporte público, crear ciudades más saludables, garantizar comunidades resistentes, estimular innovaciones, aumentar empleos, proteger nuestros recursos naturales y enviarle el mensaje al resto del mundo de que Latinoamérica es una fuerza que ejerce acción, busca soluciones y merece respeto hoy y en años venideros.
Adrianna Quintero
Director
La Onda Verde La Onda Verde de NRDC:
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