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Henrietta Lacks fue una mujer afroamericana que murió a causa de un raro cáncer en 1951, pero gracias a esa enfermedad dio el primer paso real hacía la inmortalidad humana, pues aún después de fallecer sus células continúan reproduciéndose y son la base para millones de productos que se fabrican en todo el mundo.
La familia de Henrietta vivía con escasos recursos, un día acudió a una clínica para examinarse un punto rojo que apareció en su matriz. Los médicos le diagnosticaron cáncer en el cuello uterino por lo que comenzó a tomar un tratamiento en el hospital Johns Hopinks, en Baltimore.
A pesar del tratamiento el cáncer no paró de expandirse, los ginecólogos asignados al caso enviaron muestras del tumor al doctor George Gray, que se especializaba en el cultivo de células humanas.
Irremediablemente Henrietta Lacks murió 8 meses después de que comenzó el tratamiento, sus cinco hijos la enterraron en una tumba sin lapida, pues no tenían dinero para pagar por una.
Mientras tanto el doctor Gray continuó sus experimentos con las muestras de Henrietta, descubrió que las células no paraban de reproducirse, aún estando fuera del cuerpo de la mujer, y que además lo hacían a una velocidad acelerada.
Concluyó que esta anormalidad en su ADN fue lo que causó que el cáncer de Henrietta se expandiera tan rápido. En otras palabras: sus células tenían un ciclo interminable de vida.
El equipo del doctor Grey creo un proceso industrializado para cultivar las células de Henrietta y darles distintas aplicaciones en campos como la medicina, toxicología y tratamientos contra el cáncer.
A pesar de que las células HeLa, llamadas así en honor a Henrietta, fueron un éxito en el mercado farmacéutico, sus hijos no recibían remuneraciones, en un principio, por la venta del producto, ya que en esa época el uso del ADN de los pacientes no estaba regulado en Estados Unidos.
Con el paso de los años HeLa se convirtió en la base de millones de medicamentos y productos cosméticos producidos en el mundo. Sus cinco hijos lograron obtener parte de las ganancias de las ventas y crearon una fundación para apoyar a personas con cáncer y resguardar el material genético de Henrietta.
La muerte de Henrietta Lacks fue el primer paso para alcanzar la inmortalidad humana, se estima que en 66 años se han producido suficientes células que juntas pesan el doble que el cuerpo de Henrrieta Lacks cuando falleció a los 31 años de edad.
UNAM, Henrietta Lacks Foundation