En México, la desigualdad deriva en injusticias, pobreza, marginación, corrupción y falta de oportunidades. Eso es un hecho innegable. Pero en qué dimensión, hasta qué punto o qué se está haciendo al respecto, son preguntas que deben ser atendidas por las autoridades responsables de acotar las distancias de la desigualdad, o por los encargados de crear políticas públicas en favor de los intereses de la mayoría.

Para obtener esas respuestas, la sociedad cuenta con una herramienta poderosísima: el derecho de acceso a la información y, por lo tanto, con la transparencia, esa gran obra colectiva que creamos e institucionalizamos los mexicanos. De ahí, como sociedad podremos exigir mayor rendición de cuentas. En México, por tanto, si queremos cambiar, uno de los requisitos es tener información.

Esto es el núcleo de reflexión de esta edición de la Semana Nacional de Transparencia (SNT), la tercera organizada por este Pleno y la cual, desde 2004, representa un ejercicio congruente con la promoción de una cultura de transparencia de la que habla la misión del Inai. Y esa creación de conciencia acerca del derecho tiene, como propósito último, el ejercicio del mismo. La SNT busca entonces que más mexicanos hagan uso de su derecho de acceso a la información como paso para generar condiciones de paridad social.

Preguntar lo que la información puede hacer para reducir o identificar la desigualdad es una provocación. La campaña de promoción de la SNT que se puede ver estos días en las cuentas del Inai en redes sociales presenta datos contundentes extraídos, por ejemplo, de Inmujeres, en la que se anota que los funcionarios públicos con puestos de dirección general son 77.5%, mientras que mujeres en la misma posición son 22.5%. En el panel previo a la inauguración de la Semana Nacional ayer se hizo referencia a los indicadores que aporta Inegi o Coneval respecto de la pobreza.

Y esa información, que cualquier de los ciudadanos puede solicitar a los sujetos obligados, es sólo el principio. Una vez que se tiene, la gran pregunta es qué se puede hacer con ella. Los políticos, por ejemplo, debemos ser conscientes de que estamos y estaremos siempre expuestos al escrutinio público y, por eso, debemos, con humildad, saber corregir. Y es que, como coincidieron los titulares de los tres Poderes de la Unión en el evento inaugural de la Semana, en la materia, sin duda, hay un nuevo paradigma. En ese sentido, la transparencia es un corrector de instituciones, de errores, de desviaciones, de malas prácticas y de vicios.

La SNT, además de la reflexión, profundización y debate que genera, tiene un importante componente de capacitación que puede resolver en parte el qué hacer con la información una vez adquirida. Por eso solicitamos a especialistas de Artículo 19, Inegi, del Instituto de Liderazgo Simone de Beauvoir, Imjuve, de Borde Político, de la Red por los Derechos de la Infancia, de OXFAM y de EL UNIVERSAL que aportaran esta SNT, desde sus perspectivas, posibles acciones en ese sentido.

Para los paneles de discusión invitamos a representantes de diversos instituciones nacionales e internacionales, de la sociedad civil organizada y de la academia, cuyas reflexiones más allá de la SNT, seguramente incidirán en la tarea de consolidación de esos dos grandes pilares que forman parte de un nuevo paradigma de nuestra democracia a los que también hizo alusión el Presidente de la República: el Sistema Nacional de Transparencia y el Sistema Nacional Anticorrupción.

La Semana Nacional de Transparencia ofrece una diversidad de voces que, desde diversos ángulos, analiza dónde estamos y qué retos enfrentamos en la materia. Los invito a seguir los eventos de las jornadas restantes de este evento para analizar las posibilidades con las que contamos para combatir, desde la información pública, la desigualdad económica y social.

Comisionada presidente del Inai.

@XimenaPuente

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