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Esta semana conocimos la historia de Aylan Kurdi, un niño de tres años que murió frente a las playas de Turquía mientras él y su familia se dirigían a Europa huyendo de la ciudad de Kobani en Siria, gracias a una fotografía que hasta hoy sigue conmoviendo al mundo entero.
Una imagen es y será por un buen rato, un recordatorio permanente de la tragedia universal que representa ser migrante. La ciudad de donde venía esta familia estaba destrozada por el Estado Islámico, incluso parte de su propia familia ya había muerto enfrentando a los terroristas, y su única intención era llegar a Europa, juntos.
Esto es una imagen de lo absurdo que pueden ser la intolerancia y las necedades ideológicas como las que aplica el Estado Islámico en su área de influencia. En resumen, es una consecuencia nefasta de la incontrolable “primavera árabe” que ya vive un declive invernal derivado de la pobreza, la religión, el odio y la ambición política que domina la región.
Nilüfer Demir, la fotoperiodista de la agencia turca DOGAN, quien hizo la foto de este niño varado sobre la playa turca el miércoles pasado, narró en diversos medios sus primeras impresiones y cómo se le “heló la sangre” al ver al niño muerto de cara a la arena.
Claramente, Demir no podía hacer nada por el chico de tres años que yacía muerto frente a su lente, quizá lo único era que su sentir de dolor e impotencia se escuchara en todo el mundo a través de su trabajo. La foto no es especialmente buena, pero es contundente y poderosa.
El pequeño Aylan Kurdi salió acompañado de sus padres y de su hermano mayor, de cinco años, en un pequeño bote desde la costa siria con destino final a Grecia, sin saber que el destino les depararía la muerte. El único sobreviviente fue su padre.
Prácticamente huían del terror, de una ciudad en ruinas, donde 16 miembros de su familia murieron enfrentando al Estado Islámico; escapó de una pesadilla para terminar en otra ya sin vida y la imposibilidad de conseguir llegar a su destino final.
Esta imagen es ya el símbolo de la tragedia humanitaria que hoy impacta a Europa reflejada en los interminables flujos de migrantes que se agolpan a las puertas de la Unión Europea. Se calcula que cerca de 4 millones de desplazados abandonan la zona de guerra desde hace cuatro años.
No olvidemos también el hallazgo en Austria de aquel camión lleno de migrantes asfixiados.
Como dato, la guerra en Siria desde 2011 ha dejado más de 120 mil muertos, entre ellos 14 mil niños. Digamos que se trata de una cifra de casi el doble de lo que los activistas de la red le atribuyen en México a todo el sexenio de Calderón en su lucha contra el narco, sólo para dimensionar el tamaño de esta verdadera tragedia humanitaria.
Desafortunadamente, esta imagen es sólo una muestra de los más de 3 mil muertos que ponen en jaque la política migratoria de la Unión Europea.
Ciertamente, el número de muertos por migración ya rebasa la cantidad de personas que fallecieron en los ataques del 11 de septiembre en Manhattan y las reacciones son todavía muy tibias.
Medios europeos definen esta imagen “como parte del álbum migratorio de la infamia”. Su imagen recorre las portadas del mundo.
Esta imagen impacta en todos los idiomas, es un golpe brutal al concepto de civilización que nos empeñamos en defender desde Occidente, este es un verdadero drama y este es su rostro.
Su nombre, Aylan Kurdi, no lo olviden.
@MxUlysses