Hoy es la subasta de #FotosxRubén en el Museo Memoria y Tolerancia, frente a la Alameda. Evento organizado por fotógrafos y activistas en colaboración con Artículo 19 y Periodistas de a Pie, entre otras organizaciones sociales.
A mí me invitaron Sashenka Gutiérrez y Lucía Vergara. Agradezco la iniciativa y con gusto acepto participar con la esperanza de que mi sencilla contribución ayude a transitar de otra manera el trago amargo que hoy lastima a la familia de Rubén Espinosa.
Como saben los que me conocen, yo en lo particular no conocí a Rubén y no soy partidario tampoco de las historias conspiracionistas que rodean esta tragedia. Sin embargo, me parece que frente al hecho concreto que representa un multihomicidio de cinco personas en un barrio de clase media en plena capital, independientemente de lo que las investigaciones policiacas concluyan. Se trata de un acto aberrante al que todos debemos cerrarle el paso sin importar ideología o fobia alguna. Esto no debió pasar nunca. Punto.
De cualquier manera quiero subrayar un tema. Ni el amor ni los rencores deben nublar el conocimiento de nadie. En lo personal, no creo en la historia que señala una narrativa donde le atribuyen este homicidio a un gobierno en especial, porque sencillamente más allá de las denuncias de acoso previo que el propio Espinosa expuso con toda oportunidad, no veo beneficio alguno para nadie con este terrible asesinato.
Por otro lado, consciente de la enorme brecha de desconfianza que separa a nuestra sociedad de toda autoridad, me decepciona el mal manejo de comunicación que rodea a la Procuraduría de un gobierno surgido teóricamente de la izquierda. Las filtraciones y sus contradicciones fueron un desastre. El trabajo del procurador y sus policías fue lento, defectuoso, tímido y de una porosidad informativa que da pena. Por eso nadie les cree.
En resumen, la narrativa oficial, aunque también tiene su lógica, no termina de apuntalar con claridad que ese crimen tiene que ver más con el narcotráfico y la delincuencia organizada que con cualquier otra cosa. Por lo tanto, al final del día, sólo nos queda la incredulidad y la protesta.
Por ello, frente a ambas narrativas: la del crimen por ejercer el periodismo o la de los narcomenudistas enloquecidos con la colombiana. No nos dejan opción. Frente a la incertidumbre y el sospechosismo alrededor de una muerte trágica, me quedo del lado de mis colegas y del de una sociedad exigente, incrédula y lastimada, pero aún solidaria.
Así que no lo piensen más y salgan hoy mismo con chequera en mano para apoyar a la familia de Espinosa y llevarse alguna imagen de mis colegas por la sencilla razón de que nadie, nunca, debe ser asesinado en este país y mucho menos que ese acto de barbarie permanezca en la oscura impunidad.
En dicha subasta habrá fotografías impresas y enmarcadas de más de 100 fotógrafos, entre los que se encuentran Pedro Valtierra, Susan Meiselas, Guillermo Arias, Miguel Dimayuga, Patricia Aridjis, Darío López Mills, Fernando Brito, Quetzalli González, Iván Stephens, Karina Tejada, Héctor Guerrero, Jorge Serratos y la propia Sashenka, cuya imagen capturada en 2010 acompaña esta columna.
La cita es hoy a las 14:00 horas, en el Museo Memoria y Tolerancia, en Av. Juárez 8, en el Centro de la Ciudad de México.
@MxUlysses