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La inteligencia siempre seduce. El conocimiento, la estética y un ojo educado son demoledores al momento de hacer una buena imagen. Pocos fotógrafos en nuestro país reúnen en una sola mirada estas cualidades. Desde mi punto de vista, el mejor representante de este perfil es un fotógrafo sensible, creativo, incansable y preparado como pocos. Su nombre: Francisco Mata Rosas.
A Mata lo conozco al menos desde hace unos 25 años, y aunque nunca coincidimos en la misma redacción, sabía de él y me inspiraba su trabajo. Fue en 1994 la primera vez que trabajamos juntos en la selva chiapaneca, verlo fotografiar era en sí mismo un aprendizaje diario. Años más tarde nos hicimos amigos y desarrollamos distintos proyectos juntos.
Hace unos días nos volvimos a ver en nuestro programa de radio Imagen Líquida, que se transmite todos los miércoles al mediodía. Fue un gusto volver a conversar con él.
Francisco Mata estudió en la UAM-Xochimilco. Realizó su maestría en Artes Visuales por la UNAM. Fue fotoperiodista en la mejor época del diario La Jornada, entre 1986 y 1992. Su trabajo se ha publicado en los principales periódicos y revistas de Estados Unidos, España, Francia, Inglaterra y México. Y sus fotografías han sido expuestas en: Holanda, Alemania, Italia, España, Francia, Inglaterra y México, entre muchos otros países. Hoy, Mata es una referencia inevitable para la historia de la fotografía mexicana.
En la charla que tuvimos la semana pasada, Mata nos decía: “Me resulta más sencillo fotografiar hoy, que hace 30 años” y recomendaba acercarse, “no usar telefotos, no esconder la cámara, ver a los ojos e interesarse por las personas”. Es decir, hacerse presente en cada foto frente a su sujeto. Francisco Mata sostuvo además que “la lectura de una imagen ya no está al 100% determinada por el fotógrafo, (si no que) ahora también la determina quien observa”. Se trata pues de una nueva conversación visual.
Frente a los nuevos paradigmas, Mata se reinventa y enfrenta cada reto con enorme astucia, su más reciente trabajo, La Línea, reúne imágenes que están capturadas con todo tipo de dispositivos y cámaras; él mismo afirma que ya no es importante con que hagas una foto, sino qué haces con ellas.
Mata Rosas fue muy claro: “Hoy, la fotografía son códigos abiertos, esto es lo que yo vi, lo que yo pienso y lo que yo siento; pero también me interesa saber lo que tú opinas”.
Siempre que veo una imagen de Paco Mata o intercambiamos puntos de vista, le aprendo mucho. Es obvio que lo admiro. Ni modo.
Por lo mismo, creo que Francisco Mata debiera ser en el futuro cercano el nuevo Premio Nacional de Artes y Literatura que cada año reconoce el gobierno de la República a través de la Secretaría de Cultura. Se trata de un reconocimiento que sólo han recibido tres fotógrafos: Manuel Álvarez Bravo, en 1975; Héctor García, en 2002; y Graciela Iturbide, apenas en 2008.
No nos hagamos bolas, aunque Mata no conoce el contenido de esta columna mientras la escribo, sin duda su trabajo y trayectoria no tienen competencia dentro de su generación. En sus fotos podemos reconocer claramente los valores culturales de nuestro país, su trabajo de más de tres décadas lo avala. No necesita hacer campaña alguna. Su obra es sólida y cuenta con imágenes que ya son iconos entre nosotros, como la inolvidable calavera saliendo del metro Zócalo; a la par de sus libros y exitosos talleres por toda la República, compartiendo su conocimiento y buen humor, formando decenas de nuevos fotógrafos emergentes que ya siguen sus pasos.
Para quien quiera conocer más de su trabajo aquí dejo su sitio: www.franciscomata.
com.mx, donde podrán ver sus series como Sábado de Gloria, México Tenochtitlán, Litorales, Centro Habana, Arca de Noé, Tepito y, por supuesto, La Línea, de donde seleccioné la imagen de esta columna.
Insisto, no se si será este año o el próximo, pero tarde o temprano él será reconocido con ese premio, a la par de los más grandes exponentes de la mirada mexicana.
@MxUlysses