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Ahora que todo mundo está pendiente de Brasil y de sus Olimpiadas, les cuento sobre esta foto que hice en la favela de Santa Marta, hace poco más de cinco años, antes de que Río de Janeiro se pusiera de moda en los medios y entre tanto villamelón.
Hace años fui invitado por PhotoEspaña a Sao Paulo como visionador de Trasatlántica para conocer y revisar diversos portafolios de un buen número de colegas en aquella caótica ciudad. Terminado el trabajo, decidí quedarme un tiempo y viajar a Río para conocer esa emblemática ciudad y recorrer algunas de sus favelas.
Como algunos de ustedes saben, las favelas son asentamientos irregulares, sin papeles, de más de 50 casas como mínimo, generalmente pobres, con enormes índices de violencia y hacinamiento. Son casitas sin dirección legal, a veces sin drenaje ni luz.
Lula realizó interesantes planes de inclusión que les llevó a lo alto de esos laberintos, desde tiendas de crédito, hasta bancos para obreros, pero de cualquier manera es la delincuencia organizada y sus capos los que mandan allá adentro.
Se calcula que actualmente existen alrededor de 950 favelas en los alrededores de Río, con vistas espectaculares de la bahía que ya quisiera cualquier hotel de cinco estrellas. Sin embargo, sigue siendo complicado entrar y más si te cuelgas una cámara al cuello.
Así las cosas, cada favela tiene en sus accesos una especie de retén policiaco o militar que custodia las entradas y es un especie de frontera virtual en donde ya no pasa la ley hacia sus laberínticos recovecos.
Lo curioso de estos barrios es que se encuentran entre grandes hoteles o zonas residenciales de las más caras en Río, lo que necesariamente genera tensión. Adentro se trafica de todo y aprovechan su geografía para convertir esos asentamientos en auténticas fortalezas para la defensa de sus actividades ilegales.
Una vez dentro, normalmente la gente es amable pero son lo niños los que se te acercan y curiosos preguntan de todo; fue así como llegamos a una especie de terraza donde los niños me llevaron a jugar futbol en el mismo sitio donde Michael Jackson había grabado un video que fue muy famoso en los 90, “They don't care about us” (https://youtu.be/QNJL6nfu
__Q). Es por ello que algunos chamacos en aquella favela incluso traen un guante negro en la mano izquierda, juegan descalzos y tienen habilidades increíbles con el balón.
Cuando uno los ve jugar así a los ocho años de edad, entiende por qué surge un Pelé o Neymar cada año en esas tierras, si sobrevives y aprendes a jugar en esas circunstancias sin que el balón termine 500 metros abajo y los fines de semana te vas a la playa de Copacabana a jugar en la arena, tienes el coctel perfecto para ganar una Copa del Mundo.
Es por ello que esta foto me gusta tanto, por la mirada de los niños, por su textura, misterio y las dificultades de hacer una buena imagen en un sitio tan hostil. Así que nada, los dejo disfrutar de las primeras Olimpiadas en Sudamérica con la esperanza de que terminen en santa paz y que nos dejen grandes momentos deportivos en medio de la crisis política y económica que vive esa nación hermana.
@MxUlysses