H ice esta imagen en 1994 en Chiapas. En los primeros días del conflicto guerrillero del sureste mexicano. Estábamos en una Hacienda “tomada” por los zapatistas. Al final de la cocina me topé con este niño tzeltal. No hablamos, nos miramos dos segundos y disparé. El se mantuvo pegado a la reja y luego echó a correr. Desapareció.
Jamás lo volví a ver, han pasado más de 20 años. Desconozco su suerte, pero puedo imaginar que si aún vive, y de casualidad no migró al norte, sigue en la selva trabajando en el campo. Chiapas no ha cambiado nada, si acaso más carreteras y wifi en San Cristóbal, pero en esencia, para sus indígenas nada. Para sus niños menos.
Hoy es el delirante Día del Niño en México y según cálculos de Coneval y Unicef, 54 niños mexicanos de cada 100 viven en absoluta pobreza y 27 de ellos habitan en familias sin dinero para comer. Es decir, casi un 30% de la infancia mexicana en pobreza no comerá este 30 de abril. Son casi cinco millones de niños mexicanos sin futuro.
¿Qué se puede agregar a esta cifra? La mitad de nuestros niños tienen carencias que rayan en lo criminal, no tienen acceso a la alimentación, menos a una educación de calidad, padecen inseguridad social, criminal, tienen una vivienda precaria y están al margen de los servicios básicos de salud. Así crecen.
Hace poco más de 25 años me integré al mundo del periodismo para ser testigo y denunciar lo que nos lastima como sociedad y nada ha cambiado. ¿Qué estamos haciendo mal, como sociedad, periodistas y autoridades? Para que nada cambie o para que todo siga igual.
¿Qué imaginaba ese niño en la revuelta Zapatista? ¿Cuáles serían sus sueños? ¿Qué fue de él? Imposible saberlo hoy.
Pienso en esta silueta contra el mosquitero y entonces me duele ser testigo del pantano en el que estamos. Nada hemos podido hacer para mejorar la vida de los que menos tienen. Nada.
Hoy es un día del niño en nuestro país en el que no hay nada que celebrar. Al contrario, es un día en el que tendríamos que hacer mucho, pero mucho más por ellos; se trata del futuro social. Son más de 20 millones de niños entre los 0 y 17 años que crecerán odiando a su país y a su gobierno. ¿Nos sorprende que haya niños sicarios?
Es por irresponsabilidad y corrupción que precisamente ahora tenemos la sociedad que tenemos; hoy este niño de la imagen tendría aproximadamente 29 años y esa es la juventud que cosechamos. La que nació y vive en la absoluta desesperanza. Este es el rostro de la infancia que no confía en nadie. La juventud que se enrola en el narco, la que migra, la que apenas sobrevive.
La mitad de nuestra infancia esta rota.
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