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Resulta que leyendo esta semana la revista Time, me entero que la última edición que aquí ven contiene una imagen de un prolífico instagramero que saltó de las calles de Baltimore a la portada de esta influyente revista norteamericana.
Hace más de tres años que vengo planteando el cambio de paradigma en la fotografía periodística, y aunque este caso no es el primero, sí resulta el más emblemático por su amplia difusión.
Su nombre es Devin Allen y su cuenta en Instagram es @bydvnlln, tiene 26 años de edad y no se trata de un profesional, pero sí de un aficionado entusiasta que durante los últimos meses sólo había estado fotografiando a sus amigas y en la ociosidad terminó asistiendo a las marchas afroamericanas en contra de la policía de su ciudad sin que nadie se lo pidiera. Ahí es donde tomó esta imagen en medio de fuertes disturbios raciales.
Los detalles vienen muy bien contados en la sección Lightbox, que escribe su editor y fotógrafo francés, Olivier Laurent.
Devin Allen vive en el oeste de Baltimore, es negro y conoce a fondo la rabia de la gente. Se trata pues de un ciudadano común y corriente que con una camarita compacta decidió subir esa y otras imágenes a su cuenta de Instagram.
Sus fotos —me cuentan— eran ya virales antes de llegar a la portada de Time. Cadenas de televisión como la BBC y CNN lo habían buscado para pasar algunas en pantalla, pero la cantante Rihanna también tuvo mucho que ver con la popularidad de sus fotografías al subir una de ellas a su cuenta de Instagram con 18 millones de seguidores.
La portada de Time es lo mejor que le ha pasado en su vida en términos profesionales, explica un emocionado Allen.
No es cosa menor que de una cuenta en Instagram que hoy cuenta con 49 mil seguidores, destaque de entre los 300 millones de usuarios de esa red donde a diario se suben 70 millones de imágenes en promedio; y que de ese mar de posibilidades salga una foto para la portada de Time y una serie para sus páginas interiores.
La fotografía muestra a un hombre huyendo de una jauría de policías el pasado 25 de abril. Devin narra: “Cuando tomé la foto, pensé que era una buena imagen, por lo que la pasé de mi cámara al teléfono y de ahí a Instagram”, dijo al Time a principios de esta semana. “En el momento en que había hecho eso, ya la policía estaba a mi alrededor… Pero estar en la portada de la revista me hace muy feliz y me ha cambiado la vida”.
Y, finalmente, es este el contexto con el que tienen que lidiar nuestros colegas de distintos medios; hoy existen millones de personas con cámaras en la calle a un click de subirlas a la súper carretera de la información.
Si la gente de “a pie”, como se dice, está aprendiendo a “mirar” de otras maneras y los medios empiezan a tomarlos en serio, ¿qué nos queda a los profesionales?. Pues nada, entender las redes y combinarlas con el olfato periodístico profesional. Seguir innovando pues.
Se trata de mantener el nivel competitivo sin bajar la guardia, de lo contrario, nos volveremos obsoletos.
@MxUlysses