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Desde hace varias semanas, la Semarnat instaló una enorme carpa en el corazón mismo de los Viveros de Coyoacán. El artefacto impide que quienes acuden a ese lugar a hacer ejercicio o a pasear puedan hacerlo. Jóvenes, niños, personas de la tercera edad, madres con bebés, corredores y caminantes, no pueden pasar pues se topan con el monstruo. Los que aprenden a torear o hacen juegos de equipo han visto completamente invadido su espacio y los que hacen yoga o tai-chi, el suyo por una mesa en la que sirven café y, horror de horrores, por un camión que le surte de electricidad y por los autos de los jefes que se meten hasta el centro mismo del parque y se estacionan.
Según dicen, allí están dando cursos de capacitación. Puede ser, pero eso no justifica la agresión. En la ciudad hay montones de espacios donde se pueden hacer este tipo de eventos y en cambio hay muy pocos parques y sitios públicos al aire libre para que los ciudadanos puedan disfrutar.
Jurídicamente, la Semarnat es dueña de los Viveros, que no son un parque público sino un lugar de crianza de árboles. Sin embargo, desde hace rato le traen ganas y le han ido quitando pedazos. Ya una vez intentaron construir allí un edificio para sus oficinas, algo que los vecinos impidieron. Pero cada vez que pueden, autorizan construcciones que le roban espacio. ¡Hasta la delegación lo hizo levantando allí unas oficinas!
Es por eso que no han permitido que se lo convierta legalmente en parque, algo que en los hechos ya es, pues los ciudadanos lo usan como tal. Pero, de todos modos, el uso del suelo autorizado es para área verde, y de acuerdo con las normas, no puede autorizarse ningún uso comercial en ese espacio y sólo se puede construir el 5%, y sin embargo, la secretaría ha construido cerca del 20%, y avanza en la ocupación cada año. Eso para no decir que tendrían que ser viveros, y sólo un 30% lo son, lo cual, según dicen claramente los documentos notariales, si no se respeta para eso, podría revocarse la donación original.
La pregunta que surge es la siguiente: ¿Quién decide el uso que se le puede dar a los espacios públicos que son, si no me equivoco, de la nación?
Un día los vecinos cierran una calle para proteger su seguridad, otro día el gobierno lo hace para promover eventos deportivos, culturales o políticos; un día se instala un mercado y otro una feria con música a todo volumen; un día se filma una telenovela o una película para lo cual grandes camiones se estacionan impidiendo el paso y otro hay protestas o manifestaciones. ¿De quién son el bosque de Chapultepec, el Zócalo, las casas de cultura, las plazas y parques, las calles? ¿Qué sí y qué no se vale hacer en ellos? ¿Quién decide esto?
Evidentemente los ciudadanos no. Son los únicos a los que no se toma en cuenta.
El delegado electo de la Cuahutémoc, Ricardo Monreal, ha denunciado como una de las oficinas más corruptas de la delegación que va a encabezar, la que da los permisos para vía pública. Eso no es sorprendente. Lo saben los dueños de restoranes y puestos ambulantes, las empresas constructoras y los habitantes, lo sabemos todos.
Pero el caso que menciono de la Semarnat es escandaloso porque se supone que ellos se dedican a proteger el medio ambiente y en ese sentido, serían los primeros interesados en preservar un lugar como los Viveros de Coyoacán, que es uno de los muy pocos pulmones que quedan en la ciudad. Y sin embargo, lo que hacen es exactamente lo contrario: atentan contra el parque y además impiden a los ciudadanos usarlo. Una más de las mentiras del gobierno y su publicidad de “muévete”.
Pero no nada más: el dinero que derrocharon para montar la carpa estaría mejor usado para darle mantenimiento al parque, que está francamente descuidado. Pero es muy probable que alguien se esté beneficiando de esto y por eso prefieran gastar así los recursos.
Escritora e investigadora en la UNAM.
sarasef@prodigy.net.mx
www.sarasefchovich.com