Sara Sefchovich

¿En qué quedamos?

Durante el siglo pasado, ni los presidentes ni los funcionarios públicos se dejaban ver en actos religiosos

14/02/2016 |02:11
Redacción El Universal
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Crecí, como todos los mexicanos educados en escuelas con los programas de la SEP, con el principio de que el Estado en México es laico.

Me enseñaron que los liberales del siglo XIX, transfirieron al Estado varias de las que hasta entonces habían sido atribuciones de la Iglesia católica, como los ritos de paso en la vida de los seres humanos y la educación, y que hicieron eso no por afán antirreligioso, sino para quitarle al clero el poder político y dejar los asuntos de la fe en el ámbito de la vida privada.

La Constitución de 1917 conservó esos principios: separación Iglesia/Estado, limite a las facultades del clero, afirmación de la libertad de creencias, educación y vida pública laicas.

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Y así fueron las cosas. Durante el siglo pasado, ni los presidentes ni los funcionarios públicos se dejaban ver en actos religiosos. Incluso en las bodas de sus hijos, aparecían en el acto civil y en la fiesta, pero no en la ceremonia eclesiástica, y aún en visitas de papas anteriores, se deslindaban, como hizo López Portillo, que le dio la bienvenida y se retiró diciendo “lo dejo con su feligresía”.

Hasta que apareció en escena ese señor llamado Vicente Fox, que pasó por alto las leyes, se fue a rezar antes de tomar posesión y le endilgó la presencia de su mujer (ambos divorciados) al Pontífice.

Desde entonces, todo esto ha quedado bastante confuso.

El papa Francisco fue recibido oficialmente por el presidente de la República en Palacio Nacional y el gobierno está gastando muchos millones de pesos para acondicionar instalaciones y para la seguridad. Michoacán, donde no se le entrega el dinero a las instituciones de cultura o se dejan de pagar durante meses los salarios de los trabajadores, Chiapas, donde hay tanta pobreza extrema, Chihuahua, donde las madres de familia no cuentan con apoyos para cuidar a sus hijos mientras trabajan, todos están poniendo mucho dinero para esta visita.

El argumento para justificar ésto, es que se está recibiendo a un jefe de Estado, así lo ha dicho el gobierno. Sin embargo, el nuncio apostólico ha dicho que se trata de una visita pastoral.

La misma confusión se repite en el hecho de que Peña Nieto iría a la misa en Catedral: nos dicen que sería a título personal como católico, no como Presidente. Pero es el Presidente y hasta donde tengo entendido, no puede dejar de serlo en ningún momento.

Sin duda la visita de Francisco es muy importante para nuestro país, siendo el aspecto simbólico el principal, pues es señal de consideración por México de parte del jefe supremo de la Iglesia a la que pertenecen millones de conciudadanos. Además, porque visitará lugares de gran significación (una cárcel, la frontera con Estados Unidos, zonas de alta violencia) y porque se acercará a indígenas, jóvenes, víctimas, fijando una postura que es importante ante la Iglesia de nuestro país. Por eso todos los grupos quieren hacer suya esta visita y poderla presentar como su logro.

Pero, como afirma Roberto Blancarte, esto no significa que habrá cambios importantes, pues nada de lo que han hecho o dicho ninguno de los anteriores Pontífices que han visitado nuestro país ha modificado ni la situación nacional ni las políticas públicas.

Y lamentablemente tampoco lo hará en esta ocasión, porque ni la violencia ni la pobreza ni la discriminación ni la migración desaparecen porque se lo desee o se lo diga, sino porque se tomen medidas concretas para ello.

Lo que en cambio quedará sin aclararse será el tema del Estado laico, de lo que sí se puede y se debe hacer desde el gobierno y lo que no.

Y esto es clave. Las cosas no se pueden dejar así, simplemente que sucedan, sin asumirlas. Como concluyó un foro de especialistas celebrado en 2006: “La del gobierno es una cultura de simulación que viola constantemente el marco legal que rige las relaciones entre Estado, iglesias, agrupaciones y asociaciones religiosas”.

Escritora e investigadora en la UNAM

sarasef@prodigy.net.mx

www.sarasefchovich.com