Me pregunto a qué va el presidente a Arabia Saudita, Kuwait, Emiratos Árabes y Katar. ¿Quiere ponerse de acuerdo con ellos para que no aumenten la producción petrolera y así buscar que no baje más el precio? Tal vez sí, pues en los años 70 del siglo pasado se llegó a algunos acuerdos en este sentido, y hoy eso podría repetirse si le creemos a la revista inglesa The Economist, según la cual a Arabia Saudita ya le está afectando dicha baja (de 110 dolares a 30 por barril en un año) siendo que su economía depende en 90% de ese rubro.

¿O será que quiere ofrecerles que compren nuestros productos y servicios? Según José Arturo Trejo Nava, Arabia Saudita es el primer socio comercial de México en Medio Oriente. ¿Qué le vendemos?: productos industriales y manufacturados como tuberías, calderas, válvulas utilizadas en la industria petroquímica, circuitos eléctricos, electrodomésticos y autopartes y productos agropecuarios como miel de abeja, carne de res, frutas y verduras frescas, congeladas y enlatadas, chía, quinoa, amaranto, chile en polvo y salsas picantes.

Sin embargo, todo este comercio no pasa de, en números cerrados, unos 800 millones de dólares, según datos de la embajada de México en Arabia Saudita, aunque en su informe anual el Inegi pone cifras bastante menores. Y respecto a qué les compramos, pues no hay ningún dato, tal vez nada.

¿O quizá quiere pedirles que inviertan en México?

Eso es lo que han dicho los funcionarios que forman parte de la comitiva que lo acompañará (en la que también se incluye a empresarios). No es extraño, pues son países con mucha riqueza, pero a los que no tiene por qué interesarles nuestro país cuando pueden comprar (ya lo han hecho) todo Estados Unidos e Inglaterra

Menos entiendo todavía qué va a hacer el Presidente a los otros tres países que va a visitar y que ni siquiera se mencionan en los índices de intercambios comerciales o de ningún tipo con nuestro país. Y todavía menos, que vaya a condecorar con el Águila Azteca al emir de Kuwait, pues ésta es para aquellos extranjeros que le han prestado servicios a México y si ese señor lo ha hecho, no nos hemos enterado.

De modo que, ¿a qué va el Presidente a la Península Arábiga?

Más allá del lugar común de sus boletines, según los cuales es para fortalecer las relaciones bilaterales, de lo que la Presidencia se ufana es que se trata de la primera visita a dos de esos países y la primera en más de cuarenta años a los otros dos (Echeverría ya había ido).

Pero, ¿por qué eso sería importante? Importante es tener presente que en este momento el comportamiento de Arabia Saudita en la región es muy cuestionable, entre su autoritarismo interno y su combate a quienes no llevan el Islam en su versión wahabita del sunismo, que es uno de los dos brazos del Islam y con su actitud guerrera hacia Yemen e Irán.

¿Para qué tiene México que tomar partido en esas guerras? Y una visita de Estado significa sin duda tomar partido, aunque los funcionarios juren que sólo van a firmar convenios.

México no es un actor importante en la geopolítica mundial y si quiere empezar a serlo, no estoy segura de que la Península Arábiga sea el mejor lugar para ello.

Es inevitable citar a Carlos Puig cuando escribió sobre los viajes de Peña Nieto a montones de países como Indonesia o Turquía, con los que muy poco tenemos que ver, siendo que Estados Unidos es nuestro vecino, primer socio comercial, primer inversor aquí y primer destino de la inversión mexicana, para no hablar del trasiego de personas, armas y drogas entre ambos. Claro que nos pueden argumentar que Peña Nieto está buscando cambiar eso y abrirnos a otras posibilidades, pero insisto, ¿son éstas las que tienen sentido cuando España, Inglaterra, Canadá, Japón, Brasil, Chile y otros son más lógicos para iniciar este proceso de diversificación?

Escritora e investigadora en la UNAM

sarasef@prodigy.net.mx

www.sarasefchovich.com

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