El 22 de junio, el Programa de Derechos Humanos de la Universidad Iberoamericana, que conduce Denisse González, y la Comisión Mexicana de Defensa y Promoción de los Derechos Humanos, que dirige José Antonio Guevara, ambos egresados de la Ibero, presentaron el informe Violencia y terror; Hallazgos sobre Fosas Clandestinas en México.

El informe no podría ser más espeluznante. Me recordó las palabras del Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos cuando dijo, en octubre de 2015, en su comunicado tras su visita a México, que “para un país que no se encuentra en medio de un conflicto (armado) las cifras son, simplemente, impactantes”.

Entre 2009 y 2014 se encontraron 390 fosas con mil 418 cuerpos y 5 mil 786 restos en 23 estados del país (sólo Aguascalientes, Campeche, Chiapas, Oaxaca, Puebla, Querétaro, Quintana Roo, Tlaxcala y Yucatán no arrojaron resultados de fosas en la prensa). Guerrero es la entidad con mayor número de fosas reportadas, seguido de Jalisco y Chihuahua.

El informe dice que el año 2011 fue en el que más fosas reportaron los medios, con un total de 143. De la lectura del informe puede concluirse que el número de fosas encontradas durante la administración de Peña Nieto, a pesar de su alarmante número, es considerablemente menor que las reportadas por la prensa durante el sexenio de Calderón. Durante el sexenio de Fox se lograron, en promedio, los más bajos índices de muertes violentas en la historia reciente de México, prácticamente no se reportaban desapariciones forzadas (sino casi 600 secuestros, a diferencia de los casi 27,000 desaparecidos oficialmente reconocidos del gobierno de Calderón). Esto demuestra la diferencia de la política entre una administración y otra. Los defensores de la militarización dicen que “por lo menos se hizo algo por combatir el crimen organizado”. Lo malo fue que ese “algo” provocó la tragedia humanitaria que las fosas clandestinas reportadas por el informe demuestran con una crudeza despiadada. Mejor hubiera sido “no hacer nada”, que hacer “algo” tan brutalmente negativo. Es inevitable hacer comparaciones, aunque para algunos, resulten odiosas. Ahora el desafío está en adoptar medidas conducentes a la paz; al retiro paulatino de las Fuerzas Armadas de labores que no les corresponden, como lo recomiendan las instancias internacionales que se han pronunciado al respecto.

El Alto Comisionado, en su mensaje mencionado, dijo: “parte de la violencia puede ser atribuida a los poderosos y despiadados grupos del crimen organizado, que han hecho miserable la vida de mucha gente en varios de los 32 estados de la República. Condeno sus acciones y reservas. Sin embargo, muchas desapariciones forzadas, actos de tortura y ejecuciones extrajudiciales presuntamente han sido llevadas a cabo por (agentes estatales) ya sea actuando por sus propios intereses o en colusión con grupos del crimen organizado”. Las dimensiones de las crudas y frías cifras me recordaron los hallazgos del estudio de Open Society, denominado Atrocidades innegables. Enfrentando crímenes de lesa humanidad en México.

P.D. Ayer concluyó mi mandato como miembro y presidente del Comité contra las Desapariciones Forzadas de la ONU. Fue un privilegio y un honor haber realizado estas funciones, lo que siempre hice empeñándome en actuar con responsabilidad, profesionalismo, rigor jurídico, independencia e imparcialidad y, además, haciendo todo lo posible para poner en alto el nombre de México. Agradezco a mis colegas del Comité por haberme considerado digno de presidir sus trabajos. Por encima de todo, agradezco a las familias de personas desaparecidas, por quienes intenté realizar mi labor para lograr la más amplia protección de todas las personas contra las desapariciones forzadas. Dedico estas palabras a Aileen Díez Bacalso, Jorge Verástegui, doña Mary Herrera, doña Yola Morán, doña Guadalupe Fernández, Nadín Reyes, y demás familiares de víctimas de desaparición, a la Oficina del Alto Comisionado para los Derechos Humanos, los Sistema de Procedimientos Especiales y Órganos de Tratados de la ONU.

Profesor de derechos humanos en la Universidad Iberoamericana.
@CORCUERAS

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