Uno de los acuerdos tomados por el Consejo Universitario de la UNAM este 2016 ha sido la transformación del Programa Universitario de Estudios de Género (PUEG) en un Centro que se consolidará como la sede más importante en nuestro país en estudios de género, así como de la incubación de proyectos académicos y de otro tipo para impulsar la construcción de dinámicas, instituciones y espacios sociales más equitativos, igualitarios, justos, solidarios y democráticos.

Esta noticia es de enorme relevancia, pues arroja cierta luz ante una realidad que se empeña en mostrarnos que la discriminación y la violencia de género siguen enraizadas y operantes en nuestra sociedad e, incluso, quizá más desbocadas desde el comienzo de este siglo y su vertiginosa espiral de violencia y crisis estructural. Para comprobar este hecho ominoso tan sólo cabe mirar las brutales cifras oficiales y de otras fuentes sobre: feminicidios y violencia de género; inequidad en el ámbito laboral, académico y profesional; discriminación política, económica y social, o sobre representatividad y preponderancia en todos las esferas de la vida desde una perspectiva de género.

Es justo como respuesta propositiva a esta característica de nuestra cultura machista, patriarcal y heteronormativa (que daña a todas y todos), que la UNAM creó el PUEG en 1992 con el apoyo del entonces rector José Sarukhán. Así, este Programa hoy devenido Centro surge como una instancia académica con la tarea de “contribuir al conocimiento y transformación de las relaciones de género, a través de estrategias académicas que atiendan las demandas y problemáticas sociales, tanto en México como en Latinoamérica, desde una perspectiva multidisciplinar, promoviendo la construcción de la igualdad y la democracia de género” (véase: http://www.pueg.unam.mx/).

En sus cerca de 25 años, el PUEG ha realizado gran cantidad de labores de difusión de conocimientos, extensión de la cultura y de vinculación nacional e internacional, de tal manera que ha sido una entidad de enorme protagonismo en el diseño, implementación y evaluación de políticas públicas con perspectiva de género en nuestro país; pero también en la creación de un espacio para la investigación y los estudios de género mediante Diplomados, Seminarios de investigación, la participación en programas transnacionales de posgrado (Máster Erasmus Mundus, “Mediación Intercultural: Identidad, Movilidad y Conflictos (MITRA)” de la Comisión Europea, y el Programa de Estudios en Inclusión, Interseccionalidad y Equidad (ESIINE) coordinado por la Universidad Libre de Berlín y la Universidad Estadual de Campinas, Brasil), y por medio de la organización de Congresos y Coloquios de trascendencia global por la importancia de sus ponentes y temas.

La historia del hoy CUEG es la cara más fructífera y visible de los esfuerzos institucionales que la UNAM ha realizado, sobre todo en los últimos 20 años, en aras de transformar positivamente las relaciones entre los géneros mediante la docencia, la extensión, la vinculación, la difusión y la investigación, así como en favor de la incorporación de la perspectiva de género en todos los ámbitos de nuestra sociedad. Esto visibilizando las inequidades que se presentan entre los hombres y las mujeres para combatirlas y, en el mejor de los casos, erradicarlas.

Vencer resistencias ideológicas para disminuir las asimetrías, la discriminación y la marginación en la distribución del poder simbólico y material por motivos de género (y de nivel socioeconómico, sexualidad y origen étnico) en todo el país, al tiempo de impulsar la voluntad política de la sociedad para ello es un reto nada menor. Es así que este nuevo Centro es motivo de congratulación para todas las personas comprometidas en la construcción de un futuro más justo, libre y equitativo donde la discriminación y la violencia de todo tipo (siempre cobarde, ignorante, cruel, irracional e inhumana) no tengan cabida nunca más.

Directora de la Facultad de Ciencias de la UNAM

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