Un reciente estudio del Inegi arroja nuevos datos sobre distribución del ingreso en México. Aparece un país con menos pobreza por ingresos: 30% de la población y no 51.6%. Pero también proyecta un país con mucho mayor desigualdad: Gini de .630 en lugar de .440.

Los datos corresponden al año 2012. Surgen de ajustar los ingresos de toda la población, combinando datos de la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares (ENIGH) de Inegi, del Sistema de Cuentas Nacionales y de declaraciones fiscales.

Hay menos pobreza. Menos de un tercio de la población tiene ingreso insuficiente para cubrir lo más indispensable. Y no la mitad como suponíamos. Son 20 puntos porcentuales de diferencia.

La desigualdad se hace mucho más pronunciada. La diferencia de ingresos entre el 10% más pobre (decil I) y el 10% más rico (decil X), es 57 a 1 y no 19 a 1 como arrojaba la ENIGH. El 10% más rico (decil X) concentra la mitad del ingreso. Esto es, lo mismo que el restante 90% (deciles I a IX).

“Los de abajo” tienen aún menos. El 50% más pobre de la población (Deciles I a V) recibe el 12% del ingreso y no el 20% como dice la ENIGH.

Y los de arriba concentran mucho más. El 1% más rico, 1.2 millones de personas con mayor ingreso perciben el 17.3% del ingreso. Esto es 17 veces su tamaño relativo. Entre ellas, 120 mil personas (el 0.1%), perciben el 5.2% del ingreso total. Esto es 52 veces su tamaño relativo. Y entre ellas, 12 mil personas (el 0.01% de la población) perciben el 1.46% del ingreso, esto es 146 veces su tamaño relativo.

¿De dónde salen estos datos?

La fuente es seria y el método es riguroso. Los resultados están publicados por la revista Este País (Junio 2016), en el artículo Hacia una estimación más realista de la distribución del ingreso en México de Alfredo Bustos y Gerardo Leyva. Ahí se presentan los datos que comparto en este texto y se explica el método usado para combinar datos de la ENIGH, del Sistema de Cuentas Nacionales y de casi 3 millones de declaraciones fiscales.

Los autores aclaran que se trata de resultados aún preliminares. Y mencionan que su texto es responsabilidad personal y no del Inegi, aunque el estudio se ha generado en esa institución.

Desde hace años, se sabe que la ENIGH presenta dos problemas para captar el ingreso real: el subreporte y el truncamiento. Los datos de la ENIGH tienen una diferencia de casi 2.5 veces menos ingreso respecto al ingreso captado en el Sistema de Cuentas Nacionales.

Por una parte, el subreporte surge porque las personas declaran menos ingresos de los que realmente tienen. Hay varias razones, una es el temor al fisco o que les pidan prestado. También por no saber bien. Muchas personas tienen ingresos inestables, por ejemplo por transferencias familiares o por negocios ocasionales. También es muy difícil estimar el ingreso cuando proviene de múltiples fuentes y tiene variaciones según temporadas.

Por otra parte, la ENIGH no puede captar con precisión al segmento más rico de la población. Por ejemplo, no hay suficientes casos representativos en la muestra para captar al 1% más rico. Esto produce el truncamiento.

En estos nuevos datos no hay buenas noticias. Ciertamente es bueno que haya menos pobreza, pero un país donde el 10% concentra la mitad del ingreso y el restante 90% la otra mitad carece de la cohesión social indispensable. Especialmente si los bienes y servicios públicos, como salud y educación, tienen tan graves fallas de calidad y la principal carencia es la seguridad social.

Con estos datos, que sí parecen más realistas, la agenda y el llamado de la Acción Ciudadana Frente a la Pobreza son totalmente vigentes y se hacen aún más urgentes.

Consultor internacional en programas sociales

@rghermosillo

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