La semana pasada participé en un seminario internacional sobre el Programa 4Ps de Filipinas. El Programa es muy similar a Prospera de México. Quizá lo más interesante para nuestro contexto es cómo allá involucran a la sociedad civil. En eso hay una gran diferencia y nos llevan la delantera.

El Pantawid Pamalyang Pilipino Program (Programa Filipino Puente Familiar o 4Ps) fue creado en 2008. Inició con una cobertura de 300 mil hogares y en 2015 ya apoya a 4.4 millones de hogares, cerca del 20% de la población.

El Programa Pantawid funciona de manera muy similar a los programas de transferencias de América Latina: entrega transferencias monetarias a hogares en pobreza basadas en el cumplimiento de corresponsabilidades en salud y educación.

El Programa 4Ps de Filipinas tiene como propósito desarrollar capital humano a través de intervenciones en salud y nutrición para menores de 5 años y la permanencia y el avance escolar de niños, adolescentes y jóvenes. Como México en 2001, el programa Pantawid ha incluido recientemente transferencias para jóvenes en educación media superior.

Al igual que los mejores programas de nuestra región, el programa 4Ps cuenta con evaluaciones externas de impacto y aplica modelos estadísticos para seleccionar los hogares de manera objetiva y así evitar sesgos clientelares. Las transferencias son entregadas por una entidad bancaria (el LandBank), que usa tarjetas donde hay cajeros automáticos y cajeros móviles que llevan el dinero a las zonas aisladas.

Hay muchas similitudes, la gran diferencia es la participación de la sociedad civil. Esta participación se reflejó en el nutrido número de representantes de organizaciones civiles asistentes al seminario realizado en la sede del Asian Development Bank en Manila el 12 y 13 de enero pasado.

La gran diferencia se nota en la visión de las autoridades y sobre todo se aplica con formas efectivas de participación en procesos sustantivos del Programa.

El Programa en Filipinas considera 4 modalidades de participación de las organizaciones sociales: a) Bantay cuando funcionan como “sabuesos” y ejercen contraloría social sobre el Programa. b) Tulay cuando funcionan como informantes y dan retroalimentación a las autoridades nacionales sobre fallas del funcionamiento local (por ejemplo de los servicios de salud). c) Kaagapay cuando ejecutan proyectos de mejora comunitaria y desarrollo con las familias beneficiarias y contribuyen al logro del objetivo. d) Gabay cuando comparten sus metodologías y modelos de intervención exitosos para que sean replicadas por el gobierno.

Hay una historia muy rica de relación entre México y Filipinas. Durante más de 250 años hubo un flujo comercial continuo a través de la “Nao de China” (o “Galeón de Manila”), así como múltiples interacciones culturales, religiosas y políticas entre ambas colonias españolas.

Hoy ambos países comparten un modelo de intervención social exitoso generado en nuestro país. Tocaría entonces aprender de allá y asumir que estos programas requieren a las organizaciones de la sociedad civil.

Prospera y los programas sociales en México requieren a la sociedad civil también en las 4 modalidades de Filipinas: Contraloría social, información y monitoreo local, colaboración para el desarrollo local y transferencia de modelos exitosos.

La visión del presidente Aquino explica esta apertura: “La buena gobernanza es parte de la buena política económica”, dijo en su discurso. En otras palabras, sin participación de la sociedad civil hasta las mejores políticas y programas fallan (y para muestra la situación de los servicios públicos de salud en México).

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