La Cumbre celebrada del 25 al 27 de septiembre en la ONU ha adoptado la nueva Agenda para el Desarrollo para el año 2030. En la Cumbre participaron muchos jefes de gobierno y de Estado. El presidente Peña Nieto entre ellos. También estuvieron Obama, el papa Francisco y muchos más.

La Agenda para el Desarrollo traza 17 objetivos con metas específicas a ser alcanzadas en los próximos 15 años. Muchas de ellas muy ambiciosas y entrelazadas.

Si no queremos que suceda lo mismo que pasó con los 8 Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM), adoptados en 2000, hay que iniciar su cumplimiento hoy.

A nivel global no se alcanzaron los ODM. Tampoco México cumplió totalmente. Muchos países fallaron. México no cumplió con la meta de reducción de la mortalidad materna. Es una vergüenza para el nivel de desarrollo de nuestro país y un escándalo considerando el incremento sustantivo de recursos para el sector salud.

Los Objetivos para el Desarrollo Sostenible (ODS) 2030 son más ambiciosos y de mayor alcance que los ODM. Son 17 objetivos que cubren la gama de tópicos cruciales para el desarrollo: pobreza, seguridad alimentaria, salud, educación, género, desigualdad, empleo, crecimiento económico, urbanismo, desechos, mares, seguridad, justicia y paz.

En su mensaje a la Cumbre, el presidente Peña ratificó que esta Agenda es un compromiso del Estado mexicano. Y aprovechó para presumir que nuestro país promovió varios aspectos, entre ellos un concepto más amplio —multidimensional— de pobreza.

La sociedad civil global está activada desde ahora para exigir las acciones necesarias para cumplir con esta Agenda. En México hay redes dedicadas a ello como Action 2015.

El objetivo número 1 de la Agenda es terminar la pobreza. Ese objetivo considera 5 metas. En síntesis se busca: 1) eliminar la pobreza extrema, 2) reducir la pobreza a la mitad, 3) construir sistemas efectivos de protección social, 4) acceso a recursos económicos y 5) fomentar la resiliencia de los pobres en situaciones de vulnerabilidad.

La primera meta implica reducir al mínimo la población con ingreso inferior a 1 dólar al día (1.25 en paridad adquisitiva). En nuestro país, está logrado, hay alrededor del 2 por ciento de la población en esa situación.

El reto para México en el objetivo 1 es la meta 2: Reducir la pobreza a la mitad, conforme a la medición nacional. Esto implica pasar de 46 por ciento en 2014 a 23 por ciento en 2030. Esto no será posible si no se inicia hoy con cambios serios en las políticas económicas y sociales.

Las actuales políticas no tienen las herramientas para reducir la pobreza a la mitad. En primer lugar se requieren políticas económicas que promuevan el ingreso y la productividad.

La dispersión de programas sociales, la “programitis”, también es un problema que impide reducir carencias y garantizar derechos sociales. Los programas “de apoyo productivo” actuales no son efectivos y no llegan a población en pobreza. Y por supuesto, con la Cruzada Contra el Hambre no hay manera de lograrlo.

Es buena señal que el presidente no haya insistido en la Cruzada en la Cumbre. Y que más bien haya enfatizado la importancia de la transparencia y la participación ciudadana para esta Agenda. El mes que entra México auspicia la Cumbre Global de Gobierno Abierto.

Esperemos un viraje a políticas más serias muy pronto. Y más que esperarlo, exijamos que así suceda.

Datos abiertos de programas sociales y padrón único, serían un buen paso. Ahora, no hasta 2030.

Consultor internacional en programas sociales.

@rghermosillo

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