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El 7 de julio de 1959 se publicó en el Diario Oficial de la Federación un decreto que instruye la celebración de la fiesta del Bosque en todo el país durante el mes de julio. Ahí mismo se establece que el segundo jueves de ese mes se conmemorará el Día del Árbol con objeto de “enaltecer las valiosas funciones del bosque, divulgar y llevar a la práctica métodos de protección y aprovechamiento forestales y, al mismo tiempo, establecer, restaurar y ampliar zonas boscosas en terrenos de tipo forestal”.
En el marco de esta efeméride, da inicio la Campaña Nacional de Reforestación 2016. Aquí vale la pena recordar que los árboles son nuestros mejores aliados para contar con un medio ambiente sano y atender el gran reto que hoy enfrenta la humanidad, el cambio climático. En un año, un árbol absorbe en promedio 12 kg de bióxido de carbono y emite oxígeno que necesitan para vivir cuatro seres humanos. Esto significa que, anualmente, una hectárea de árboles puede absorber seis toneladas de bióxido de carbono.
Por su función como sumideros de carbono y por los muchos beneficios ambientales que prestan los bosques, el gobierno de la República trabaja para que México recupere su vocación forestal. Dada la amplia distribución y diversidad de los recursos forestales en el país, que ocupan poco más de 70% del territorio nacional, es necesario potenciar igualmente su aprovechamiento sustentable para mejorar las condiciones sociales y económicas de los mexicanos que habitan en ellos.
En seguimiento a una instrucción presidencial, la Semarnat, a través de su Comisión Nacional Forestal, sigue una política de restauración integral de un millón de hectáreas boscosas y forestales en todo el país, una superficie equivalente al territorio que ocupan la Ciudad de México, Morelos y Tlaxcala juntos. A un ritmo de plantación de 170 mil hectáreas anuales, el gobierno de la República ha cumplido, a la fecha, con un 60% de la meta comprometida, por lo que es de esperarse que al 2018 alcance esta meta sexenal.
Al respecto, es importante destacar que en esta tarea se ha dado prioridad a la calidad de la reforestación. Es decir, por primera vez en México se toman medidas para asegurar la sobrevivencia de los individuos plantados teniendo un mayor cuidado en la producción de la planta en vivero y en su traslado a las áreas de reforestación; adicionalmente se realizan obras de conservación de suelos a fin de retener la humedad. Esta estrategia ha dado buenos resultados: en la administración anterior, de cada diez árboles plantados sobrevivían tres, al día de hoy, de esa misma cantidad sobreviven seis árboles y la meta al 2018 es lograr la sobrevivencia de ocho de cada diez macizos forestales.
De la misma manera, el gobierno de la República ha dado un impulso sin precedentes a las acciones de prevención y control de los incendios forestales. No sólo ha aumentado el número de brigadistas en México, que actualmente es de 18 mil combatientes, frente a los 7 mil 600 que se tenían registrados en la pasada administración, sino que su heroica participación en la protección de las áreas forestales recibe equipamiento y capacitación. Para ello, en esta administración se crearon seis centros regionales de manejo de fuego y, con un presupuesto de 432.9 millones de pesos, se les dotó de 371 vehículos de diferentes características.
Estas inversiones han traído como resultado una mayor eficacia por parte de nuestros brigadistas en sus labores: en 2016, los incendios afectaron en el país 238 mil 791 hectáreas, de las cuales solamente el 4% estaban cubiertas por bosques. El resto correspondió a vegetación arbustiva y herbácea, 23.8% y 72.2% respectivamente, que suele recuperarse con mucha mayor velocidad. En lo que va del año se han registrado 9 mil 601 hectáreas afectadas de vegetación arbolada, un 79% menor que el promedio de los últimos 26 años.
Todas estas acciones, aunadas a una política de apoyo a la industria forestal y de conservación de bosques mediante los programas de pago por servicios ambientales, han permitido que México avance en su propósito de lograr una deforestación cero en México. Estimaciones recientes de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, la FAO, señalan que la tasa de deforestación en México ha disminuido significativamente, pasando de 136 mil hectáreas dañadas anualmente por deforestación entre 2000 y 2010, a 91.6 mil hectáreas en el periodo 2010-2015.
Y si bien aún tenemos un largo camino por recorrer, esta tasa negativa nos demuestra que los programas y planes nacionales en materia forestal van en la dirección adecuada. La validación que otorgan los organismos internacionales contribuye también a evidenciar el avance de los compromisos asumidos por México ante la Convención de Cambio Climático.
Titular de la Semarnat