Los pueblos y los gobiernos de Europa han reaccionado de manera distinta a la ola de migración de personas más grande desde el término de la Segunda Guerra Mundial. La hostilidad y la violencia en algunos lugares se oponen a los actos de humanidad y generosidad. El continente, con su gran variedad de niveles de riqueza e historia, se encuentra amargamente dividido en la manera de hacer frente a la crisis.

Los alemanes y austriacos estuvieron en la vanguardia de las demostraciones humanitarias. Cientos de ellos se dirigieron a Hungría para recoger refugiados y ayudarlos a completar su arduo recorrido hacia una vida más segura. Cientos más se organizaron para proveer a los recién llegados de comida, ropa y refugio en estaciones ferroviarias en Viena, Múnich y demás. Estos fueron actos espontáneos y alentadores llevados a cabo por gente ordinaria para hacer lo que gobiernos han fallado en hacer en esta emergencia humanitaria. Fue su reacción a la famosa foto del cuerpo del niño de 3 años, Aylan Kurdi, varado en una costa turca la semana antepasada.

Sin embargo, al mismo tiempo, la ola de ataques incendiarios en Alemania continúa. Durante el fin de semana, cinco personas resultaron heridas en un ataque en un asilo en Rotemburgo, al sudoeste de Alemania, mientras que tres edificios vacíos programados para acoger refugiados en Rockensussra, al este, fueron destruidos en un ataque incendiario.

Bajo la presión, los gobiernos europeos están comenzando a aceptar cuotas obligatorias para el reasentamiento de refugiados con el fin de liberar la presión sobre los países de llegada: Grecia, Italia y Hungría. El presidente de Francia, Francois Hollande, dijo que su país tomaría 24 mil de los 120 mil migrantes a establecerse en la Unión Europea. Es una decisión valiente en un país donde el partido antiinmigrante se encuentra a la cabeza de las encuestas para la siguiente elección presidencial. El primer ministro de Reino Unido, David Cameron, prometió que tomará 20 mil, pero este número se distribuirá en cuatro años.

El foco permanece en Alemania, quien espera recibir 800 mil refugiados este año, equivalentes al 1% de su población. La canciller Angela Merkel mostró responsabilidad y liderazgo en su decisión y discurso: “Estoy feliz de que Alemania se haya convertido en un país que mucha gente ahora asocia con la esperanza… Esto es algo que valorar cuando se observa hacia atrás nuestra historia”. El país, estereotipado la mayor parte de este año como avaro y de mente estrecha en su trato con la crisis de la deuda griega, aprobó un extra de 6.7 mil millones de euros de gasto público para atender el asunto de los refugiados.

A pesar de estas iniciativas alentadoras, el dinero sigue siendo limitado, y el sentimiento antiinmigrante aún proyecta su sombra en una Eurozona donde todavía hay 12.4 millones de desempleados. Muchos temen la dificultad de asimilar a los musulmanes recién llegados, aunque son, en parte, víctimas del fundamentalismo.

La atención se está enfocando ahora en los aspectos humanitarios de la crisis. Puede comenzar a cambiar pronto. Hollande se inclinó más hacia la intervención militar, anunciando que Francia empezará a realizar vuelos militares de reconocimiento sobre Siria con el fin de prepararse para un posible ataque aéreo. Cameron dijo al Parlamento que drones de la Real Fuerza Aérea han llevado a cabo misiones de vuelo en Siria, matando a yihadistas nacidos en Gran Bretaña que luchaban por el Estado Islámico.

A pesar de que una campaña militar en Siria no está prevista, tanto Francia como Reino Unido están dolorosamente conscientes de que no podrán asegurar la paz únicamente con ataques aéreos. Coordinando esfuerzos con Turquía, miembro de la OTAN clave en la región, será el camino para salir del estancamiento en el conflicto sangriento. Los sirios se quedaron solos por casi cinco años, y sus “amigos” en Europa no ayudaron de ninguna manera eficiente. El flujo de refugiados de la región continuará mientras no se encuentre refugio desde Irak, Siria, Yemen, Somalia y Libia. Vivimos en un mundo donde la miseria en cualquier parte de él nos afectará a todos tarde o temprano.

El autor fue embajador de Líbano en México entre 1999 y 2011

nouhad47@yahoo.com

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