La llegada de Donald Trump a la presidencia de los Estados Unidos produjo un temor bien fundamentado entre los mexicanos indocumentados en ese país, debido a la política que este hombre manejó a lo largo de su campaña. Después de la muerte de Fidel Castro, un sentimiento similar comienza a generarse entre los cubanos, que hay que decirlo, han sido de los inmigrantes con mejor trato en el vecino del norte.
No conozco a alguien que no considere injusta la política estadounidense en contra de los mexicanos. No puedo creer lo que los presidentes de este país, históricamente han hecho y dejado de hacer para que México y sus inmigrantes sean tan repudiados por personas como su nuevo mandatario.
 Me molesta mucho que este hombre y mucha gente en Estados Unidos pongan en la misma canasta a los mexicanos trabajadores que viven en su territorio con los “criminales, violadores o asesinos” como les ha llamado y como si los delitos cometidos en este año hubiesen sido cometidos solamente por mexicanos; quien generaliza absuelve y este es el caso. Por eso, también, me molesta el trato que les dan a nuestro paisanos, cuya mayoría lo único que han hecho es engrandecer a esa nación con su trabajo y la mano de obra en cosas que los estadounidenses no quieren hacer.
Y digo que es injusta su política porque no puede haber un trato tan desigual como el que se da entre mexicanos y los cubanos que llegan desde la isla o por alguna otra frontera. No puedo creer que habiendo tantos empresarios y empleadores que han comprobado lo valiosa que es la mano de obra mexicana y lo que les genera nuestra gente, no hayan hecho algo ya para romper con esas resistencia que desde siempre han impuesto para que puedan obtener los derechos de cualquier otro ciudadano.
Por supuesto que no estoy en contra de los cubanos, pueblo que también ha sufrido por las dictaduras y acciones de hombres que primero se levantaron como héroes o libertadores, pero que después los dejaron en una pobreza terrible. Con lo que estoy en contra, son las políticas que asumen ante los mexicanos y el darnos cuenta que los buenos tratos a los cubanos respondían a la presión que ejerció  Castro y la forma en que actuó durante 50 años, y no de manera natural por el simple hecho de ayudarlos.
Ahora veremos si el cariño y esta ayuda que han mostrado los estadounidenses hacia los cubanos era un gesto verdadero o solamente era un simulacro con el título de “refugiados”, una estrategia para mantener la imagen  de Castro como la del malo en este cuento.
Hasta el día de hoy, cualquier cubano que llega a Estados Unidos tiene, casi de manera inmediata, beneficios económicos y un buen trato simplemente por la política que llevó Fidel Castro con diez presidentes estadounidenses contra los que impuso su voluntad haciendo ver mal a la política norteamericana. Para este fin del 2016, los informes dicen habrán recibido a 12 mil cubanos que esperaban su oportunidad en Costa Rica y Panamá; la mayoría llegaron a territorio estadounidense vía México.
No puedo creer que mientras esto sucede, los trabajadores mexicanos que dejan a sus familias para buscar el sustento sean tratados con la punta del pie. Entiendo perfectamente bien que ni todos los mexicanos son unos criminales y ni todos los cubanos se conforman con la ayuda de casi 500 dólares mensuales que les otorga el gobierno. Ha muerto Fidel Castro y el futuro de los inmigrantes cubanos en Estados Unidos puede unirse a la lista del repudio social y racial que han generado personajes como Trump. Ojalá me equivoque, pero estos beneficios que han tenido los cubanos podrían terminarse pronto y se sumarían a la lista que desafortunadamente hoy encabezan los mexicanos por un odio mal infundado.

Profesor

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