La ciudad de México tiene alrededor de 8.8 millones de habitantes, lo cual la convierte en una de las más pobladas de mundo y en una de las potencias más importantes para que un evento tenga éxito. Si se trata de deporte, no es la excepción, somos excelente anfitriones.

Ya lo he comentado en diversas ocasiones, pero lo repito porque me gustaría que nuestras autoridades lo entendieran, lo analizaran y tomarán verdaderas acciones. El tener infinidad de eventos internacionales en nuestro país o específicamente en el Distrito Federal no es sinónimo de que nuestro deporte progresará y sobre todo, no significa que nuestra calidad de vida mejorará.

No es ser negativo, es ser realista. Los habitantes de la ciudad de México tienen momentos de alegría cuando asisten a estos espectáculos, pero qué pasa una vez que han terminado. No hay que dejarnos llevar por la euforia, hay que analizar cuánto de nuestros impuestos se invierte en estos eventos y si en verdad se ven reflejados en nuestro día a día.

Lo eventos masivos en el Zócalo, el próximo Gran Premio de la Fórmula 1 y el Preolímpico de Baloncesto 2015 son pagados por el dinero del pueblo, entonces me imagino que una vez que hayan terminado y se haga un balance, los recursos obtenidos se invertirán en darle mantenimiento a todas esas instalaciones deportivas que se han construido pero que se han convertido en elefantes blancos, en becas para nuestros deportistas, en escuelas para entrenadores o en programas que eviten la obesidad e inculquen la actividad física, o ¿en dónde quedará ese dinero, solamente en los bolsillos de algunos?

Tal vez las ganancias obtenidas también podrían utilizarse para tener un mejor drenaje, calles, líneas del metro y todas esas áreas en las tenemos infinidad de deficiencias y que vuelven a esta cudad una de las más caóticas de nuestro planeta. Pregúntenle a toda la gente que el jueves tardó más de dos horas en llegar al Palacio de los Deportes para el encuentro entre México y Panamá del Preolímpico de Baloncesto porque el Circuito Interior Bicentenario estaba totalmente inundado y las vías alternas para llegar a este recinto también. La selección panameña a duras penas logró llegar 20 minutos antes del partido. El Distrito Federal era un desorden total, salían fuentes de agua por todos lados e infinidad de automóviles sufrieron daños mecánicos por esta razón.

Los eventos que ya están programados, no se pueden cancelar, pero el Instituto del Deporte del Distrito Federal tendrá que empezar a invertir las ganancias en beneficiar realmente a los atletas, a través de programas que traigan avances deportivos. El deporte ya comenzó a moverse en el D.F., pero ahora hay que empezar a revisar toda la infraestructura que se ha construido en las 16 delegaciones y que está concesionada de forma equivocada. Se tienen que tomar las medidas necesarias para que las ganancias solo se queden en manos de algunas autoridades y de aquellos que reciben el beneficio de administrarla sin invertir un solo peso, porque no pagan luz, ni agua, ni insumos. Tienen una economía informal igualita a la del COM y que aunque todos lo sabemos, no pasa nada. Qué bueno que se estén haciendo eventos espectaculares para el gozo del pueblo pero no atender los verdaderos problemas del deporte en la ciudad es un crimen.

Profesor.

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