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Luego de haber sido extraditado desde Guatemala, el ex gobernador Javier Duarte se apresta a librar la batalla más importante de su vida: la que va a decidir si pasa el resto de sus existencia en prisión o si sale en muy poco tiempo.
Para ello, ha contratado al despacho dirigido por el prestigioso jurista Marco del Toro Carazo, un abogado excelente que ya ha demostrado no tenerle miedo a los casos de alto perfil mediático, pues es el defensor también de la maestra Elba Esther Gordillo.
La defensa de Duarte se deberá librar en dos frentes distintos: en el llamado “fuero federal” respecto a los delitos que le impute la Procuraduría General de la República y por otro lado en el llamado “fuero local” por los delitos de los que le acuse la Fiscalía del estado de Veracruz.
Pese a la enorme cantidad de información que se ha publicado sobre el caso de Javier Duarte, la opinión pública mexicana pronto se dará cuenta, nuevamente, de que una cosa es el debate en los medios de comunicación y otra muy diferente es lo que se pueda probar ante los tribunales. Duarte ha sido el villano favorito en los últimos meses y se le han achacado conductas verdaderamente nefastas, como el tema del tratamiento con medicamentos adulterados que les fueron administrados a niños con cáncer. Sin embargo, ya su abogado señaló que de esos hechos ni siquiera está acusado: una vez más se demuestra que el debate mediático y el debate jurídico van por caminos muy diferentes.
Será importante determinar qué delitos exactamente se le imputarán a Duarte y la forma en la que se le deberá respetar el debido proceso legal. Lo primero es esencial porque a partir de ahí sabremos con certeza si el gobierno federal va en serio en su contra o si lo van a proteger como resultado de algún tipo de pacto que se haya dado, a partir del cual se realizó la muy extraña detención en suelo guatemalteco.
Respecto a las acusaciones del gobierno de Veracruz, a través de su Fiscalía, creo que el margen de maniobra que se tiene es mucho mayor, ya que varios de los presuntos delitos que hubiera podido cometer Duarte afectaron precisamente al patrimonio y al presupuesto local del estado de Veracruz y a las instituciones de esa entidad federativa. Además, conociendo la profunda enemistad que existe entre Duarte y Yunes, cabría suponer que se van a esmerar desde las instancias locales para sumar la mayor cantidad posible de acusaciones.
El tema del debido proceso legal y su irrestricto respeto es también muy importante. Recordemos que Elba Esther Gordillo ganó en su proceso por defraudación fiscal precisamente porque no le fue respetado el debido proceso, en su modalidad de derecho a la defensa. Si no queremos que Javier Duarte esté en la calle dentro de año y medio, es indispensable que las autoridades sean en extremo cuidadosas en cumplir cada formalidad y cada detalle que la ley les exija. Si hay alguna violación, por pequeña que sea, el abogado Del Toro lo utilizará para ganar todas las ventajas posibles (y no debe ser criticado por ello: ese es su trabajo y lo hace de manera excelente).
Sería patético que, luego del enorme desfalco a las arcas veracruzanas, Javier Duarte pudiera ganar uno o varios amparos y quedar libre en pocos años. No es imposible que suceda. La impunidad es el gran sello de la justicia mexicana y los pactos tras bambalinas la prohíjan a mansalva. Las responsabilidades de una cadena tan amplia de delitos deben llegar muy arriba, tanto en la estructura del gobierno local como a nivel federal. No es creíble que Duarte hubiera realizado todas las tropelías que se le imputan solito, sin la anuencia, complicidad y hasta la supervisión de muchísimas personas más. Habrá mucha gente interesada en que Duarte no cuente todo lo que sabe, a cambio de protegerlo o de garantizarle una condena corta.
En los procesos penales instruidos contra Javier Duarte veremos si la lucha del Estado mexicano contra la corrupción va en serio o si se queda como un simple discurso, un adorno más para los políticos ineptos que llevan tantos años gobernando el país y matando (literalmente) a sus ciudadanos. Muy pronto lo sabremos.
Investigador del IIJ-UNAM.
@MiguelCarbonell
www.centrocarbonell.mx