Miguel Alemán Velasco

¿Un gobierno de ‘plática de casillero’?

Es preocupante que la disputa por el poder en EU se reduzca a un alegato de acusaciones por ofensas de contenido sexual

12/10/2016 |01:09
Redacción El Universal
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El tránsito del discurso político del war room al locker room marca el descenso más abrupto de la calidad del debate en el proceso electoral de Estados Unidos. Es evidente que en nuestro tiempo la profundidad de ideas está siendo desplazada por lo inmediato y lo superfluo. Es motivo de preocupación que la disputa por el poder de la nación más poderosa del mundo en lo militar y en lo económico, se reduzca a un alegato de acusaciones por ofensas de inaceptable contenido sexual, que ofenden no sólo la dignidad de la mujer sino también a la sociedad en su conjunto.

Después de los memorables debates de 1858 entre Abraham Lincoln y Stephen Douglas o las disertaciones de Thomas Jefferson o las de Alexander Hamilton y James Madison respecto al diseño institucional del federalismo, por citar ejemplos, era de esperarse que la evolución de la tradición política estadounidense ofreciera contenidos de mayor trascendencia. Hoy la más alta tribuna de confrontación de propuestas electorales de la nación que se presenta como modelo mundial de libertad y democracia, se ha reducido a un diálogo de acusaciones mutuas y descalificaciones que en ningún momento permiten vislumbrar el proyecto de gobierno que ambos candidatos persiguen. ¿Cómo educará a sus hijos, qué valores inculcará como padre alguien como el candidato republicano al que se le han descubierto majaderías en unas grabaciones? Si el asunto quedara como un proceso de política interno no tendría mayor trascendencia que la que ya ha generado, pero se debe tomar en cuenta que el impacto de las acciones gubernamentales y empresariales de Estados Unidos trasciende a muchas naciones, entre ellas, de manera preponderante, a México, y tiene consecuencias en lo político y en lo económico.

Por ello lo que pasa en ese país nos afecta, más aún cuando se nos ha incluido involuntariamente en la agenda electoral. Si algo necesita el escenario político mundial es el surgimiento de liderazgos con capacidad de ofrecer una luz de ideas innovadoras e inteligentes que permitan conciliar las graves fracturas que vive la sociedad contemporánea. Es necesario dar fundamento humanista a los conflictos raciales, religiosos y económicos que dividen a las naciones desarrolladas y a las que a pesar de tantas recetas del FMI o del Banco Mundial no han sido capaces de superar la pobreza. El riesgo de confrontación se amplía en la medida que las nuevas generaciones carezcan de una guía que conduzca las aspiraciones y necesidades hacia metas accesibles y realistas. La frustración como modelo de vida sólo ofrece agresividad y violencia.

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De ahí que las lecciones que está dando la campaña electoral de Estados Unidos, más que ejemplo, son motivo de rechazo.

La caída de las preferencias electorales hacia el Partido Republicano presenta hoy una de las crisis más graves de su historia, ya que la debacle de la candidatura de Donald Trump puede arrastrar a los candidatos al Congreso. Por primera vez en muchos años se presenta la posibilidad de que el Partido Demócrata gobierne durante dieciséis años consecutivos, pues la señora Hillary Clinton puede aspirar a una reelección, con lo cual las estructuras de la oposición republicana estarán dañadas por mucho tiempo. De cualquier forma, la historia siempre ofrece lecciones valiosas; la de hoy nos dice que una “plática de casillero” es tanto o más trascendente que los discursos que se hacen en la tribuna política.

Rúbrica. El enigma del estereotipo. ¿Sería capaz Donald Trump de distinguir al turista, al migrante, al terrorista o al fanático religioso en un vuelo comercial de Teherán a la Meca?

Político, escritor y periodista.
@AlemanVelascoM
articulo@alemanvelasco.org