Sería falso decir que Moscú no nos sorprendió, una vez más, cuando esta semana anunció que retiraba sus tropas de Siria. Quienes analizamos estos temas, tenemos que confesar que, ante Putin, estamos siempre un paso atrás, intentando explicar acciones que ya parecen consumadas. La realidad es que, tanto la intervención militar directa en Siria que Rusia iniciara en septiembre del 2015, como ahora, su repliegue, son simplemente medios que se utilizan para conseguir metas de mayor alcance. De modo que la clave para entender esta última jugada del Kremlin se encuentra en el corazón mismo de los intereses estratégicos de Rusia, no solo al respecto de Siria, sino más allá.
Primeramente, Siria ha sido una zona de influencia de enorme importancia para Moscú desde hace décadas. Para el Kremlin, Siria es al mismo tiempo puerta de salida hacia el Mediterráneo –a través de la base naval que tiene en ese país desde los años setenta-, y puerta de entrada hacia el Medio Oriente. En la Guerra Fría, Siria era un socio crucial para contener a Washington y a su aliado Israel. Por eso, Moscú fue durante años el principal proveedor de armas de los Assad. A lo largo de la actual guerra civil, Moscú ha estado detrás del presidente sirio tanto en lo diplomático como en lo militar, y ha sido crucial para su supervivencia. Lo novedoso de los últimos meses es que Moscú ahora no solo financiaba y armaba a su aliado, sino que intervenía de manera directa para rescatarle en uno de sus momentos de mayor debilidad.
Segundo, el repliegue de Moscú es relativo. Todo parece indicar que el Kremlin está efectivamente retirando a la mayor parte de las aproximadamente 4,000 tropas y unos 50 aviones que tenía operando en ese país. Sin embargo, Rusia va a conservar su base naval y su más nueva base aérea. Asimismo, hasta donde sabemos, el Kremlin se mantendrá ofreciendo financiamiento, armamento, y respaldo político (aunque no ilimitado) a Assad.
Tercero, hay que entender que si el objetivo inicial de Rusia -el objetivo bajo el cual se encontraban supeditadas todas las demás estrategias- era rescatar a su aliado, eso fue, al menos parcialmente, conseguido. La situación de Assad en la guerra es mucho mejor hoy que en septiembre del 2015. De hecho, Rusia no se retira sin antes dejar a Assad a la ofensiva en las operaciones militares. Además, el presidente sirio también es respaldado militarmente por Irán, y esa situación no cambia
Pero más allá de eso, podríamos resumir los objetivos de la intervención rusa en Siria de la siguiente manera: (a) Moscú necesitaba fortalecer su propia posición ante cualquier negociación para el desenlace o salida de esta guerra, (b) Rusia mostraba que está dispuesta a respaldar a sus aliados con toda la fuerza directa que hiciera falta. El tema resulta relevante porque emerge después de 7 años de Doctrina Obama, tras la cual Washington ha sido muy cuestionada precisamente en esta materia. Ante un Obama percibido como alejado de ciertos aliados, Moscú se presenta como la potencia que sí responde. Sin embargo, el sitio que ocupe Assad al final de las negociaciones es solo instrumental a los intereses del Kremlin. Si Moscú encuentra satisfactoria una transición, y considera que sus intereses quedarían resguardados, siempre puede retirar o condicionar su respaldo al presidente sirio, (c) Al margen de Siria, Rusia quería demostrar –así lo ha hecho una y otra vez- que está dispuesta a usar la fuerza y llegar tan lejos como tenga que llegar para garantizar sus intereses, a pesar de las sanciones diplomáticas y económicas que pesan en su contra, a pesar de contrariar los intereses de Washington y sus aliados, y a pesar de encontrarse en una situación económica enormemente débil. El escenario para enviar este mensaje era Siria, porque ahí las condiciones favorecían que así lo fuera, pero la idea que hay detrás de ese mensaje podría ser transmitida en otros territorios del planeta, siempre y cuando estos fueran considerados como estratégicos para Moscú, (d) Rusia no estaba peleando en Siria solo con lo necesario, sino con más de lo necesario. Probó, por ejemplo, armamento que estrictamente no necesitaría para ejecutar sus ataques. A veces, en lugar de utilizar sus aviones para bombardear determinados objetivos, enviaba desde el Mediterráneo sofisticados misiles, nunca antes utilizados en combate, empleando tecnología de punta, la cual ciertos analistas indicaron iguala o rebasa la que ha desarrollado Washington. Con ello, Rusia buscaba manifestar que sigue siendo una superpotencia con intereses geopolíticos que está preparada para defender y que está dispuesta a enfrentar a Washington hasta donde sea necesario, si EU interfiere en territorios que Moscú considera como su esfera de influencia.
Cuando Putin dice, entonces, que los objetivos de la intervención rusa en Siria ya han sido conseguidos, a esos objetivos se refiere. Los mensajes han sido transmitidos con claridad y es hora de reacomodar las piezas del ajedrez, esencialmente porque: (1) Desde hace semanas opera en Siria un cese al fuego relativo, no sin descalabros, pero de manera más efectiva que nunca en los cinco años de guerra, (2) Las negociaciones de paz han arrancado en Ginebra, en parte propiciadas o asistidas por la recuperación de Assad gracias al apoyo militar de Moscú, (3) Por ende, la postura del Kremlin en estas negociaciones es de enorme fuerza, (4) Por otro lado, Rusia no deseaba una intervención militar demasiado prolongada. Su economía y sus finanzas pasan por momentos muy serios, y el recorte al presupuesto militar es inminente. Además, la historia de las últimas décadas ha mostrado que las intervenciones internacionales prolongadas terminan siendo contraproducentes. Aunque no todos lo creímos, la verdad es que, desde el inicio, Moscú dijo que esta sería una incursión de tiempo limitado, (5) Además, aunque Assad afirme que este repliegue fue ampliamente discutido entre Moscú y Damasco, hay un mensaje también para él en esta maniobra. Al presidente sirio se le deja en posición de ventaja, pero no con la victoria en la mano. Moscú necesita que Assad comprenda que son tiempos de negociar y de efectuar concesiones y que si bien, el Kremlin ha estado ahí para respaldarle a lo largo de estos años, este respaldo no es eterno, (6) Por último, al retirarse, Moscú exhibe una señal de buena voluntad ante las negociaciones en curso, pretendiendo no solo obtener para Siria lo que necesita obtener, sino enlazar el tema con otras cuestiones como Ucrania y las sanciones que pesan en su contra. Todo parece indicar que también en esa materia, Rusia podría salir ganando.
Al final, lo positivo del asunto es que después de muchos años, y a pesar de todos los obstáculos que persisten (ISIS es uno de ellos, el frente Al Nusra, filial de Al Qaeda en Siria, es otro) las estrellas se empiezan a alinear para ofrecer una muy tenue luz de esperanza para los millones de sirios que siguen siendo víctimas de la violencia todos los días.
Twitter: @maurimm