“Si sólo se tratara de la ruina del PRI como partido, tal vez me daría gusto; pero se trata de los destinos de la
Patria, común a todos los
mexicanos”. José González Torres

No cabe duda de que se trata siempre de un solo y mismo PRI. No existe un nuevo PRI. La campaña electoral del Estado de México nos está mostrando con toda claridad que en el partido tricolor del siglo XXI persisten sin merma alguna las mismas prácticas, las mismas mañas, las mismas corruptelas e, incluso, los mismos nombres y apellidos que han marcado su historia por más de 80 años.

El proceso mexiquense, además, nos está enseñando el verdadero rostro del régimen peñista, quien ante la desesperación de sus próximas derrotas no tiene empacho en recurrir sin recato alguno a todos los medios, por más ilegales que éstos puedan ser, en el intento de mantener al costo que sea para el PRI-Verde la gubernatura y única pista de aterrizaje para el saliente equipo presidencial.

La distribución indiscriminada por parte de funcionarios tanto federales como locales de recursos públicos transformados en tinacos, laptops, cilindros de gas, estufas e incluso dinero a través de la tarjeta “La Efectiva”, está resultando ser uno de los más tristes y evidentes casos de corrupción e impunidad en procesos políticos de los últimos años.

Resulta insultante para el pueblo de México, el descaro con que servidores públicos del más alto nivel, como es el caso de los titulares de Sedesol o Sedatu, están interviniendo directamente en el reparto de recursos con tintes claramente electorales. En un lapso de apenas siete meses, 21 funcionarios han realizado más de un centenar de visitas al Estado de México para entregar millones de pesos, ya sea en dinero o en especie.

Ninguna otra entidad federativa está recibiendo actualmente tanta atención por parte del gobierno peñista, quien ha movilizado en esta operación incluso a la primera dama Angélica Rivera. Es notoria la participación en actos oficiales de personajes como la secretaria de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano, Rosario Robles, quien ya en su anterior puesto se vio involucrada en el manejo electorero de programas sociales.

El nivel de dispendio en esta campaña está alcanzando penosamente niveles de escándalo. Tan sólo Sedesol gastó en el Estado de México 802.3 millones de pesos, cuando sólo tenía presupuestados 439 millones, según el cuarto informe trimestral de finanzas públicas. Ni qué decir del gobernador Eruviel Ávila, quien a través de instancias como el DIF estatal (manejado por su hija), está literalmente arrojando la casa por la ventana, en eventos oficiales con inconfundible tinte electorero.

Resulta muy explicable el miedo del PRI por perder la joya de la corona. Después de varios sexenios consecutivos de muy malos gobiernos, los mexiquenses se encuentran ansiosos por un verdadero cambio. Las cosas en el Estado de México sólo pueden ser catalogadas como un auténtico desastre, especialmente en materia de seguridad. En 2016 ocupó el primer lugar nacional en feminicidios, con 263; de igual forma, está a la cabeza en robo de vehículos, con 19.32 por cada 100 mil habitantes.

En materia económica las cifras resultan también desoladoras. No obstante todo su potencial productivo, 49.6% de los habitantes de la entidad vive en condiciones de pobreza, dato superior al nacional que es de 46.2%. Por otra parte, 55.4% de la población ocupada se encuentra en la informalidad, y dos terceras partes gana tres salarios mínimos o menos. Todo esto es en buena medida producto de que, mientras que anualmente el mercado laboral requiere la creación de 167 mil nuevos empleos, únicamente se generan 60 mil.

Ante esta realidad, el candidato oficial no cuenta con respuestas convincentes. Sus esperanzas de victoria están sustentadas en el apoyo inmoral de los recursos de la Federación, cuyos funcionarios parecieran estar a su disposición, mientras la gente es cada vez más pobre.

La democracia no puede seguir siendo pisoteada con semejante impunidad. Los integrantes del Grupo Parlamentario de Acción Nacional en la Cámara de Diputados demandamos que los gobiernos federal y del Estado de México saquen las manos de la contienda, que se investiguen los delitos electorales que claramente se están cometiendo, y que se garantice cancha pareja para todos candidatos.

Estoy convencido que en el Edomex habrá un cambio de verdad con Josefina Vázquez Mota y no habrá recursos que alcancen para borrar más de 80 años de corrupción y malos gobiernos.

Coordinador del Grupo Parlamentario
del PAN en la Cámara de Diputados

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