¡Viva México!

Decía Maquivelo que un príncipe debe procurar no aliarse nunca con uno más poderoso que él para atacar un tercero, “porque si gana quedará prisionero de él”. En la reciente disyuntiva entre Trump, Hillary o ninguno, el presidente Peña Nieto optó a favor de Trump. El príncipe sabio —continúa Maquiavelo— “tiene que buscar la manera de que sus ciudadanos siempre lo necesiten a él y al Estado”. Además, debe evitar cualquier cosa que “provoque el odio y el desprecio del pueblo”.

Es evidente que Peña Nieto no ha leído a Maquiavelo: invitó a Trump, lo subió al helicóptero de la Fuerza Aérea Mexicana, le puso tapete y atril con escudo nacional, le dio la mano, agravió históricamente al país y enojó con razón a Hillary. El Presidente declaró en su débil defensa que la otra opción hubiera sido “cruzarse de brazos”.

Ahora, por no cruzar los brazos, México quedó inserto en el proceso electoral de Estados Unidos, tanto que en 2018, ese país podrá entrometerse en el proceso mexicano, sin poder exigir autodeterminación en asuntos internos. La reciprocidad es precisamente ida y vuelta. La expectativa de si Hillary gana todo irá bien para México es ilusoria. Trump ha sembrado semillas de odio y racismo que cuando menos han generado animadversión. Se ve a México como el responsable de los problemas que aquejan a millones que han visto reducidas sus oportunidades de bienestar, su anhelado american way.

Por eso Hillary ha insistido en revisar el TLCAN, lo que hará si llega a vivir nuevamente al número 1600 de la Avenida Pennsylvania en Washington DC. Hillary se ha mostrado en contra del Tratado desde que era primera dama. Lo hizo en su fallida campaña para la nominación del Partido Demócrata en 2008 y lo ha hecho repetidamente en esta campaña.

Los estadounidenses tienen enfrente una difícil decisión en noviembre. Ni Trump, ni Hillary son los preferidos de un electorado contaminado por las campañas sucias. Están inmersos en una guerra de lodo. No tratan de descubrir quién es el mejor, sino que se empeñan en demostrar quien es el más malo. Para ellos México es lo de menos. El gobierno de Peña Nieto no les merece ya el menor respeto. Trump puede venir a visitar al Presidente una hora, dejar un tiradero y después burlarse de los mexicanos. Hillary tenía cosas más importantes que hacer.

Sigo pensando con profunda preocupación que Trump puede ganar la elección en noviembre. Hillary, además de su avanzada edad y evidentes problemas de salud, tiene muchos trapos sucios y cada vez está más enredada en sus mentiras. No obstante, considerar que ganando Hillary se resuelven los problemas mexicanos es cómo creer que Peña hizo bien en invitar a Trump.

Lo más cercano que han hecho los Clinton recientemente por México, ha sido la advertencia de Bill Clinton a los mexicanos en Estados Unidos de que o votan por Hillary o Trump los regresará a México. “Si se quieren quedar salgan a votar por Hillary”. Se le olvida que la mayoría de los mexicanos en Estados Unidos no puede votar simplemente por no tener papeles.

El panorama es desolador y lo que hace falta, desde hace años, es una verdadera defensa de México en Estados Unidos. El embajador y los cónsules son burócratas, están demasiado ocupados con millones de compatriotas que requieren atención, protección y servicios, como para diseñar y operar un plan de lo que ahora se llama “empoderamiento”. En México y en Estados Unidos existen talentos mexicanos para atender esta emergencia. No olvidemos que en las negociaciones del TLCAN quienes llevaban la batuta eran los representantes mexicanos que daban clase a canadienses y estadounidenses en materia de legislación y prácticas comerciales internacionales.

Hace falta que el gobierno muestre grandeza, valor, prudencia, fortaleza y amor a la patria. No lo que enseña el Presidente, llenando públicamente de elogios y abrazos al consejero renunciado que lo hundió avergonzando al país, o confesando que todos los días se toma una coca-cola, pero light. Es claro que la prefiere a los jarritos mexicanos, las chaparritas, el sidral o el agua fresca.

Avanzaríamos si el presidente Peña Nieto, señalara por lo pronto, inequívocamente, que México no está en disposición de renegociar el Tratado de Libre Comercio para América del Norte.

El grito !Viva México! no se da únicamente hoy 15 de septiembre, sino que debe darse, aunque no se grite, todos los días, en cada acto de gobierno.

Investigador nacional, SNI.
@DrMarioMelgarA

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