El modelo de los medios de comunicación tradicionales en México se agotó. La televisión, la radio y los periódicos están padeciendo la peor crisis de su historia en el México moderno, donde quizá los impresos, los llamados diarios, son los que más están sufriendo.

La llegada del siglo XXI con su correspondiente carrera tecnológica y digital auguraba esta crisis del modelo tradicional, pero se consideraba que a México le quedaba algo de tiempo porque la crisis económica y la carrera tecnológica transitaría del primer mundo al tercer mundo con un diferimiento. Sin embargo, la crisis económica mundial de 2009 que impactó a México severamente logrando que el PIB nacional cayera hasta -6%, fue la puntilla. Me explico.

Los medios tradicionales viven de la publicidad de sus anunciantes, y para tener anuncios necesitan tener audiencias, rating o lectores según sea el caso; la publicidad es una inversión que hacen las empresas en relación directa con la economía, con las ventas. De tal modo que si la economía es boyante se invierte más en publicidad, y si la economía es recesiva se contrae radicalmente la inversión publicitaria.

Por ejemplo, el modelo tradicional de los diarios nos decía que del total de los ingresos, 70% eran de publicidad y solamente un 30% provenía de la circulación, es decir, de la venta del periódico. Además, los tirajes de circulación de los periódicos en México históricamente fueron muy bajos y hoy son irrisorios derivado de la información digital.

Para darnos una idea, la circulación de diarios nacionales en Brasil y Argentina fue, en la época de gloria, de millones de ejemplares diarios, pues eran sociedades lectoras, mientras en México los tirajes de los principales diarios nacionales en esa época fluctuaban entre el 10 y 20% de los brasileños y argentinos.

En México la gente no lee. Con la tecnología digital, las redes sociales, el internet, los jóvenes menos leen. Y si no hay lectores se vuelve más difícil atraer anunciantes, y si la economía no crece como debería, como sucede en nuestro país, los presupuestos publicitarios de las empresas privadas se redujeron considerablemente. Si a esto le sumamos que los periódicos son empresas de altos costos fijos, al caerse los ingresos publicitarios se ven en la necesidad urgente de reducir su estructura de gastos fijos también.

Lo que pasó en nuestro país es que al suceder todo esto que hemos explicado, los medios han ido recortando sus gastos fijos, entre otros, el personal. Otros han tratado de reinventar su modelo de negocio, pero también una mayoría corrió a tocar las puertas del gobierno.

El gobierno priísta se dio cuenta y los gobernadores también, por lo que se sentaron a esperar a que los medios importantes hicieran fila para negociar con ellos. Casi la mayoría se comprometió con el gobierno en turno para salvar la empresa, y los gobernantes empezaron a mandar en las redacciones y algunos medios hicieron negocio con eso.

Una de las prácticas periodísticas antiéticas que se realizan es vender la información vía convenios con gobiernos. Esto no tendría nada de malo si se distinguiera esa información como pagada para que el lector o audiencia supiera que esa información es pagada y la reciba con esa reserva, y no como información generada por el medio. Sin embargo, en nuestro país mucha información pagada viene disfrazada de noticia.

¿Qué va a pasar? ¡No sé! Lo que sí se sabe es que los medios en nuestro país, la mayoría, ha comprometido su independencia. La redes sociales han convertido la noticia en commodity. El modelo de negocio de los medios tradicionales se tambalea y nos refleja una gran crisis, pero también un cambio de época donde habrá reacomodos empresariales.

La tendencia es hacía un modelo multimedia y digital para captar audiencias, pero todavía no queda claro cómo hacerlo en los ingresos publicitarios.

Recientemente leímos noticias sobre medios como Reforma, EL UNIVERSAL, La Jornada y medios locales están reduciendo sus plantillas de empleados. Sin embargo, en las redacciones y administraciones de los medios tradicionales se respira resistencias y negación ante la “ola” de la realidad cambiante.

¿Qué va a pasar? No sé; lo que sí me queda claro es la frase de Maquío, mi padre, cuando decía: “México va a cambiar, contigo, sin ti o a pesar de ti”; pero va a cambiar. Esto también sucederá en los medios de comunicación no sólo en la sociedad y el gobierno.

Diputado federal independiente.

@ClouthierManuel

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