En su libro In my Life, Bill Clinton nos narra en el tomo Los años presidenciales, cómo le toca en su administración hacer frente a la crisis económica mexicana con la que inició el sexenio de Ernesto Zedillo en 1995, después del llamado error de diciembre.

México enfrentaba una devaluación del peso motivada por la fuga de capitales y ésto a su vez obligaba al Banco de México a aumentar la tasa de interés. Ese año el PIB nacional cayó a -6%, padeciendo nuestro país una de las peores crisis económicas de su historia, lo cual provocó la quiebra del sistema bancario mexicano y que el gobierno necesitara recursos, especialmente dólares, para contrarrestar la fuga de capitales que afectaban las reservas internacionales del Banco de México y hacer frente a obligaciones pendientes.

Es en ese escenario en el cual el gobierno mexicano solicitó al gobierno de Estados Unidos, entonces presidido por Bill Clinton, una línea de crédito por 25 mil millones de dólares para salvar a México del colapso financiero, ante “la emergencia económica” donde la moratoria era inminente.

Nos dice Clinton que “el colapso económico de México podría tener severas consecuencias para Estados Unidos”, ya que nuestro país era el tercer socio comercial del país del norte, por lo que un vecino pobre (empobrecido por la crisis) tendría repercusiones económicas en Estados Unidos, podría incrementar la migración y convertirse en un país más vulnerable a los cárteles de la droga, además de impactar económicamente al resto de Latinoamérica.

Nos continua diciendo Bill Clinton que la mayoría de los estadounidenses no entendían las consecuencias para su economía de la crisis mexicana. Así daba cuenta una encuesta de aquella época que decía que 80% de los estadounidenses se oponían a dar la ayuda a México. Clinton nos narra que existía una larga historia de resentimiento de los mexicanos hacia EU por su arrogancia y su insensibilidad hacía los intereses y problemas de México.

“No se gobierna con encuestas, no es popular, no es entendida, pero se debía ayudar… y está fue la decisión más importante de la política exterior de su presidencia. Ayudar a México fue lo correcto para América”, concluye Clinton.

Hoy es pertinente citar esta anécdota ante el reciente desatino en las relaciones diplomáticas que acaba de cometer el presidente Enrique Peña Nieto con Estados Unidos al invitar y entrevistarse con el candidato republicano Donald Trump.

En esta anécdota narrada por Bill Clinton como presidente de Estados Unidos ilustra una posición de hombre de Estado en la relación México-EU y asume los riesgos y consecuencias que su decisión tiene al interior de su país con su administración y su futuro político. Esta posición de hombre de Estado contrasta radicalmente con las posturas y decisiones del presidente Peña Nieto, quien ha puesto en riesgo irresponsablemente las relaciones bilaterales México-Estados Unidos al reunirse no con un jefe de Estado, sino con un candidato. Un candidato que, como lo ha reconocido Peña Nieto, representa un riesgo para México no sólo por sus pronunciamientos racistas y antimexicanos, sino también por sus posiciones “proteccionistas” ante el Tratado de Libre Comercio de Norte América.

El mismo Peña ha dicho que cualquiera de los dos candidatos puede convertirse en presidente de Estados Unidos, por eso el presidente de México debía reunirse con el presidente de dicha nación, y no con un candidato.

Cuando un jefe de Estado se reúne con un candidato extranjero, el jefe de Estado se rebaja a la calidad de candidato, mientras el candidato eleva su nivel a jefe de Estado… ¡pero ese candidato puede ganar o puede perder! Si Trump gana seguirá siendo una amenaza para México por sus convicciones racistas y antimexicanas de supremacía, proteccionismo comercial, y entonces habrá que reunirse con él, pero con un posicionamiento de mucha dignidad, ya que se habrán reunido dos jefes de Estado.

Si Trump pierde la elección y Hillary Clinton es presidenta de Estados Unidos, ella no va estar muy contenta con el presidente de México y entonces Peña Nieto tendrá que ir a lamerle las zapatillas a la señora Clinton aun cuando sean dos jefes de Estado.

Diputado federal independiente

@ClouthierManuel

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