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El diccionario de la Real Academia Española define anular como dar por nulo un precepto. Igualmente, nos dice que precepto es un mandato u orden relativos a la conducta, establecidos por una autoridad competente.
Ya que el artículo 39 de la Constitución señala que la soberanía reside en el pueblo. Es decir que el pueblo es el que manda, que el pueblo es el mandante, y nuestros gobernantes son los mandatarios, a los que mandamos en nuestra representación.
Para mí, “anular el voto” seria “dar por nulo mi mandato”. Y hacerlo en un país como el nuestro, es un error, sobre todo si lo que necesitamos en México es que el pueblo ejerza su poder y mande.
Cuando tú tienes un empleado que no hace bien su trabajo, lo correcto es decírselo para que no siga haciendo lo mismo. Si continúa realizando su trabajo mal, lo correcto es correrlo y contratar a otra persona que lo realice.
Los gobernantes son nuestros empleados y nadie debe dudarlo. El problema es que en México los mandantes, entiéndase el pueblo, no nos la hemos creído de que nosotros mandamos y hemos hechado a perder a nuestros empleados (gobernantes, mandatarios) a través de dejarlos sueltos y con dinero, sin la correspondiente supervisión y exigencia que obliga el papel de mandante que tiene el pueblo. Es decir, en mucho, la culpa es nuestra, de los habitantes que hemos renunciado en su mayoría al papel de ciudadanos.
No creo que en México tengamos los gobiernos que merecemos, más bien tenemos los gobiernos que hemos tolerado. Mi padre Maquio me decía, “el gobierno solo actúa bajo presión”. Bajo esta premisa podemos ver que en nuestro país ha habido avances cuando ha existido la presión suficiente para que las cosas sucedan. Cuando las cosas no avanzan es porque no hay presión ciudadana; en otras palabras si las cosas están como están en este país es porque no hemos hecho lo suficiente los ciudadanos.
Sé que algunos ciudadanos sienten que han hecho mucho en la lucha por un mejor país, y quizá es cierto en lo individual, pero como sociedad organizada, en lo colectivo hemos dejado mucho que desear para que este país avance.
La incipiente e imperfecta democracia mexicana y la alternancia se construyó de abajo hacia arriba. Pero al lograrse la alternancia en el año 2000 muchos mexicanos creyeron que el cambio vendría de arriba hacia abajo. Grave error. Y la sociedad que había logrado los avances, se replegó, dándole tregua al sistema político y al gobierno.
Así el PAN desde el gobierno federal no cambió al sistema, desperdiciando su oportunidad histórica, sino que el sistema cambio al PAN, corrompiéndolo. Pero también la sociedad en los dos sexenios federales panistas, menguamos nuestro espíritu de lucha, también dejando pasar nuestra responsabilidad histórica.
Hoy con el regreso del PRI al poder federal, tenemos una oposición corrupta y una sociedad menguada, deprimida y desesperanzada, desilusionada que ya no quiere seguir luchando. Lo que menos necesitamos los mexicanos ante el tamaño de los retos que enfrentamos como nación es pretextos para victimizarnos y actuar irresponsablemente ante las circunstancias del momento histórico que nos toca vivir.
En una verdadera democracia como la que aspiramos en nuestro país, cuando el gobernante y su partido se equivocan… pierden. Sólo en México siguen ganando porque la gente no vota o anula su voto. En una imperfecta democracia como la mexicana donde el PRI-gobierno sigue con prácticas fraudulentas de compra y coacción del voto, no votar y anular tu voto es apoyar al partido en el poder.
Lo que realmente necesitamos en nuestro país es que los ciudadanos sí creamos que mandamos, y empecemos por mandar este próximo 7 de junio. El poder está en tu mano… ¡Vota!.
@ClouthierManuel