“ … que en Cuba se logre un
avance democrático profundo...” Carta de Carlos Castillo
Peraza a Fidel Castro.

En la colección de textos publicados con motivo del fallecimiento del dictador cubano, hay que agregar el relato sobre el fallido intento de establecer vínculos respetuosos entre Acción Nacional y Fidel. Me refiero a relaciones institucionales del partido, no a las personales ni a las relaciones diplomáticas.

Fidel cultivó amigos en el PAN: Diego Fernández de Cevallos recuerda las cajas de puros que le enviaba (Milenio (28/11); Mauricio Fernández Garza, tuvo inversiones y departamento en la isla; José Ángel Conchello fue estimado por su defensa de los intereses de México y Cuba en las aguas internacionales del Golfo, en el “Hoyo de Dona”; Javier Corral también gozó de su estima.

Mención especial en este recuento de afectos merece el embajador Gabriel Jiménez Remus. El único panista que interactúo con él en las tres dimensiones: personal, partidista y diplomática.

Juan Ignacio Zavala puntillosamente observó sobre Fidel “… su relación entrañable fue con el PRI. Él era un gran priísta…”( Financiero 28/11). En efecto, el partido tricolor y Fidel se apoyaban y protegían. El arreglo se descompuso cuando el PAN se convirtió en una alternativa de cambio.

Fidel vio con anticipación que su aliado sería desplazado del poder y buscó la primera oportunidad para acercarse, justo cuando Acción Nacional estaba ampliando sus relaciones exteriores. El PAN contaba entonces con su primer grupo parlamentario en el Senado (LVI-LVII Legislaturas 94-2000), coordinado por Jiménez Remus, quien con gran talento potenció la estrategia internacionalista del partido. Fue entonces cuando nos encontramos los demócratas “místicos del voto” con los que se empoderaron con los fusiles y el paredón.

El diálogo formal se inició el 30 de marzo de 1995 con una visita oficial de los senadores del PAN a la isla. Tuvimos dos reuniones con Fidel y encuentros con dirigentes y funcionarios para exponer nuestras posiciones e identificar coincidencias y diferencias. Para sorpresa de ambas partes encontramos muchas de las primeras en nuestra mutua convicción latinoamericanista, pero la doctrina panista sobre la democracia, el pluralismo político y el sistema de libertades nunca pudo empatar con la ideología del castrismo.

Así quedó de manifiesto en la carta que por conducto de Jiménez, el líder del PAN Carlos Castillo Peraza le envió al Presidente cubano, al que no dio trato de comandante. Leyó pausadamente su contenido y comentó: “ Estas cartas se contestan hasta los puntos y las comas. Dígale… que venga a discutir acá estos temas”. Y así fue, Castro le envió una misiva con la invitación oficial. Se encontraron, dialogaron y debatieron en el Palacio de la Revolución el 4 de julio de ese mismo año. En 1998 Felipe Calderón, entonces presidente del partido, repitió el ejercicio.

Vicente Fox también fue invitado a dialogar con Fidel en febrero de 1999. Era gobernador de Guanajuato perfilado hacia la candidatura presidencial. Ahí se midieron “dos granjeros ibéricos”, lo cuenta deliciosamente Carlos Arce, testigo presencial, en Cena con Fidel ( AM León, 27/11).

Cartas fueron y vinieron. Son la prueba de un esfuerzo sincero del PAN por construir una relación respetuosa, lamentablemente Fidel las jugó como naipes caribeños.

(Cartas entre Castillo y Fidel, F. Mayolo, Proceso, 5 de junio de 1995; Castillo Peraza, “Orula regresó a casa” (relato de su viaje a Cuba)

Nexos, 1 de agosto de 1995; Reporte, La Nación, n. 1934, 21 de julio de 1995; Galarza Gerardo,

“Recuerdos de Jiménez Remus:….en las relaciones del PAN y Cuba”. 15 de septiembre 2000).

Ex presidente nacional del PAN (l999-2005).

@L_FBravoMena

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