La Cuarta Revolución Industrial (digital) está modificando lo que hacemos, cómo lo hacemos y con quiénes lo hacemos. Según el presidente ejecutivo del Foro Económico Mundial, Klaus Schwab, esta transformación se manifestará en nuestro sentido de privacidad, noción de propiedad, patrones de consumo, así como en la forma en la que cultivamos nuestro conocimiento e interactuamos con las personas. Estamos siendo testigos de cambios muy drásticos en el plano profesional y humano, en muy poco tiempo.
Uno de los fenómenos que ha surgido con la digitalización de los sistemas es el modelo de economía colaborativa, el cual se refiere a un sistema económico y de producción en el que se comparten e intercambian bienes y servicios a través del internet. Los avances tecnológicos permiten acercar a la demanda con la oferta de manera instantánea, dando paso a un sinfín de posibilidades de servicios, productos y medios de pago. Desde compartir auto u ofrecer alojamiento, conseguir trabajo como freelancer o con qué moneda pagarlo (real o digital); esta nueva forma de hacer negocios está transformando radicalmente los patrones de consumo y de los negocios, así como la forma en la que nos relacionamos.
Quizás los casos más emblemáticos de la economía colaborativa sean Uber y Airbnb, dos plataformas que se caracterizan por no poseer activos fijos y tener ritmos de crecimiento exorbitantes. Pero, además de ellos, cada día escuchamos de una nueva aplicación que se une a esta tendencia. Aliada, la plataforma ganadora del concurso Pitch to Rich 2016 organizada por Virgin Mobile y Laureate, ofrece el servicio de profesionales de limpieza a la puerta de tu casa. Luggary te brinda la opción de rentar maletas y usarlas únicamente los días que las necesitas. Bandhub te permite crear música en forma colaborativa con personas en cualquier punto del planeta. Las aplicaciones por internet han reducido rápidamente las barreras de entrada a nuevos negocios y es por ello que la lista de opciones continuará creciendo de forma exponencial. Pero además están las monedas digitales, como Bitcoin, cuyo volúmen y valor crecen año con año.
Algunas de las principales ventajas de la economía de la Cuarta Revolución son la flexibilidad, la accesibilidad y la optimización de recursos. Los productos y servicios compartidos amplían la oferta de los mercados tradicionales, y al mismo tiempo crean oportunidades económicas al brindar una forma ágil de ganar dinero. También pueden representar un beneficio para el medio ambiente, pues la reutilización y los servicios compartidos contribuyen al cuidado de nuestro entorno.
Aunque es difícil cuantificar su alcance o el impacto que tiene, los expertos coinciden en que la economía colaborativa, como todo nuevo paradigma, llegó para quedarse. Este modelo tiene enormes implicaciones en distintos ámbitos. En primer lugar, esta nueva tendencia representa un desafío titánico para el gobierno. Con la velocidad feroz y la transparencia con la que cambian las cosas hoy los gobiernos están presionados a un nivel sin precedentes de tomar decisiones. En este contexto, el reto para las autoridades regulatorias y los encargados de diseñar políticas públicas, es apoyar los avances tecnológicos sin limitar el grado de innovación y al mismo tiempo proteger el interés de los consumidores y del público en general. La respuesta ante este desafío es ser gobiernos abiertos y ágiles, asegura Klaus Schwab.
En segundo lugar, el surgimiento de la economía colaborativa representa una amenaza para los modelos tradicionales de negocio, que en muy poco tiempo se pueden ver desplazados por una competencia que hoy no conocen. La única respuesta a ello debe ser la adaptación al cambio, y la constante reinvención de los productos y servicios. La innovación es el activo más preciado en la economía del conocimiento, y el que no logre apropiarse de este concepto quedará rezagado.
En tercer lugar, la economía colaborativa cambia la relación vendedor-consumidor. Al ser un modelo centrado en la colaboración y la confianza, el sentido de pertenencia a una comunidad ha cobrado mayor importancia en las transacciones entre usuarios. Así como podemos calificar al chofer de Uber o al anfitrión de un alojamiento en Airbnb, el pasajero y el huésped también son evaluados. ¡La verdadera evaluación de 360 grados!
Escribir sobre la economía colaborativa requeriría un espacio muy extenso, pues este nuevo modelo de producción y consumo ha revolucionado tantos aspectos y sectores en tan poco tiempo, que tratar de abordar todas sus aristas en este espacio resulta imposible. Sin embargo, quisiera finalizar estas líneas enfatizando en que los cambios que estamos presenciando representan retos y oportunidades enormes, por lo que México debe aprovechar este sistema de la mejor manera para potenciar su desarrollo. Para ello, sector público, sector privado y la sociedad en general debemos prepararnos para ser jugadores y no observadores en la Cuarta Revolución Industrial.
*Presidente y director general de Laureate y de la Universidad del Valle de México