Por primera vez en cinco años, la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, revisó sus proyecciones de crecimiento económico a la alza del PIB para 2017 a un rango de 1.5% a 2.5%.

En un entorno adverso saturado de notas enfocadas en la corrupción, acusaciones de campañas electorales, la violencia, y los desafíos del exterior, una noticia como esta es, sin lugar a dudas, alentadora.

Quizás parezca un cambio minúsculo en las proyecciones, pero no lo es. Una mejora en la tendencia del crecimiento de nuestra economía indica que a pesar de los desafíos al interior y exterior del país, la economía mexicana ha sido más dinámica de lo que se esperaba, y ello no es poca cosa.

La fortaleza del mercado interno y el aumento en las exportaciones no petroleras han sido los principales motores para impulsar el crecimiento del PIB a principios del año.

Como resultado, durante el primer trimestre de 2017 se observó un desempeño favorable de los tres principales sectores de la economía: en términos anuales el sector agropecuario creció 6.6%, el industrial 0.5% y el sector servicios creció 3.7%.

Ello contribuyó a que el crecimiento anual del PIB, excluyendo las actividades relacionadas con el petróleo, fuera de 3.9% durante el primer trimestre de 2017.

En particular hay que destacar que el consumo interno mantenga un buen ritmo de crecimiento pese al aumento que ha experimentado la inflación en meses recientes.

De acuerdo con datos del Coneval, entre el primer trimestre de 2015 y el primer trimestre de 2017, el poder adquisitivo del ingreso laboral de los hogares se incrementó 6.4%.

Como resultado de ello, la pobreza laboral vinculada a salarios mostró una reducción de 6.6% en el primer trimestre de 2017 respecto al mismo período del año anterior, lo cual representa la mayor baja en 11 años según Coneval.

El comportamiento favorable del poder adquisitivo y la pobreza laboral responden principalmente al aumento del empleo formal y al aumento del salario mínimo en enero.

Por otra parte, la incertidumbre sobre el impacto de las políticas de gobierno del presidente Donald Trump poco a poca ha cedido, dado que algunas promesas de campaña que podrían afectar a México se han topado con un sólido andamiaje institucional que ha dificultado su implementación.

Ello ha contribuido a impulsar la inversión extranjera, pues durante el primer trimestre de 2017 este indicador aumentó 0.6% respecto al mismo periodo del año previo y marcó un nuevo récord como el dato preliminar más alto en la historia en este plazo.

Estas cifras muestran que a pesar de los retos que enfrenta México tanto al interior como al exterior, el país continúa siendo un destino atractivo para la inversión.

Vale la pena reconocer también el buen desempeño del secretario José Antonio Meade, que ha contribuido a generar un panorama más favorable para la economía mexicana al enviar un mensaje de disciplina en las finanzas públicas a los mercados en momentos de tanta incertidumbre.

Los pilares de la economía mexicana han mostrado su resiliencia ante las condiciones adversas.

Se debe aprovechar esta coyuntura en el que los datos económicos son inusualmente mejor de lo esperado para enfocar los esfuerzos en potencializar la tendencia positiva del crecimiento.

Es momento de continuar fortaleciendo los cimientos que van dando rumbo al país, para lo cual es indispensable acelerar la implementación de las reformas.

Consolidar el mercado interno, impulsar las exportaciones e incrementar su valor agregado, así como garantizar finanzas públicas sanas deben ser acciones prioritarias.

Asimismo, fortalecer los lazos comerciales de México con otras latitudes, razón por la que también hay que celebrar el impulso que se le ha dado en las últimas semanas por parte del secretario Ildefonso Guajardo para retomar las negociaciones del TPP, ahora sin Estados Unidos.

Presidente y director general de Laureate y de la Universidad del Valle de México

Google News

TEMAS RELACIONADOS

Noticias según tus intereses