En los últimos días, hemos visto casos aislados de algunos actores políticos que han abandonado las filas del Partido de la Revolución Democrática (PRD), lo cual ha generado diversas interpretaciones. Lo que es un hecho, es que el PRD es un partido con fortalezas, ideología y representa a la verdadera izquierda democrática en nuestro país.

Desde su fundación, en mayo de 1989, el PRD ha sumado a hombres y mujeres que han logrado hacer un contrapeso a las políticas neoliberales y entreguistas, su bandera ha sido la justicia social, la equidad y la lucha por los derechos de los mexicanos para vivir con dignidad y en las mejores condiciones.

El PRD logró unificar a la izquierda mexicana para impulsar la democracia en el país. El PRD forma parte de la historia contemporánea de México y quienes no quieran reconocerlo, sobre todo los cambios que ha generado a favor de los mexicanos, son miopes políticos.

Por esa razón, frente a los últimos hechos que se han suscitado, no hay que escandalizarnos, ni mucho menos magnificarlos.

El PRD se ha reafirmado como un partido con ideología y principios inspirados en las luchas sociales, ha gobernado una gran cantidad de municipios, estados y, desde hace 20 años, a la Ciudad de México, donde ha consolidado un gobierno progresista, democrático y que impulsa programas sociales que han sido replicados por otros estados y países. Aquí se defienden las libertades, la inclusión social, la participación ciudadana, a los adultos mayores, a las mujeres, a todos por igual.

El PRD se ha caracterizado por ser una organización política con una militancia que se ha construido democráticamente desde la base, en donde son válidas las diferencias y las discrepancias, las cuales siempre son resueltas al interior del partido, a través de decisiones colegiadas.

Hay otras voces que apuestan a la división del PRD y magnifican las salidas de algunos militantes. Cada quien su punto de vista, pero lo que es una realidad es que el PRD sigue vigente y hay hombres y mujeres dispuestos a continuar con el proyecto político, que no les “espanta” el trabajo y el compromiso de mejorar la calidad de vida de los mexicanos, que no van por falsos espejismos y que tienen bien definidos sus principios.

Cada quien que tome el papel que le quiera apostar, lo que es importante es sumar, dialogar, buscar acuerdos que generen mejores decisiones para la izquierda, dejar atrás ambiciones y oportunismos que solo buscan el poder por el poder, y que afectan el proyecto político de una izquierda democrática, donde los ciudadanos sean el centro de las decisiones.

Hay que tener alturas de miras, reconocer los errores, pero también los aciertos, pues el PRD a pesar de sus problemas es un instituto político que tiene futuro y representa una izquierda seria y fuerte.

Vale la pena dejar las diferencias, llegar a acuerdos y apostar por la unidad de sus militantes y dirigentes, y dejar de distraerse en pugnas estériles para construir una estrategia política rumbo a las próximas elecciones locales y federales para convencer a la ciudadanía de que el PRD es la mejor opción política.

Es importante hacer un llamado a la unidad a todos sus militantes en el sentido de luchar porque el país tenga un PRD fuerte, vigoroso, y demostrar, como lo ha hecho a lo largo de su historia, que es un activo garante de la democracia de la nación y una opción política viable, porque tiene mujeres y hombres valiosos que trabajan por un México mejor.

Coordinador del GPPRD en la ALDF y presidente de la Comisión de Gobierno de la ALDF

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