Debe ser una coincidencia que la policía española eligiera para anunciar la detención de Moreira el mismo # que usara EPN para anunciar la detención del Chapo. Una frase redonda para expresar la satisfacción del deber cumplido. Es interesante, en todo caso, la selección del # por parte de la autoridad española porque denota la misma sensación que el gobierno de EPN tuvo con el capo sinaloense: por fin le echamos el guante a este individuo. Los delitos que pesan sobre los hombros de Moreira no son para tranquilizar a los gobernadores del PRI, pues son una continuación del proceso iniciado en Texas en contra de su ex tesorero (Villareal) y su sucesor en el cargo (Jorge Torres).

La Audiencia Nacional de España (en la persona del juez Pedraz) actuó en contra de Moreira porque atiende  los procedimientos penales iniciados en el extranjero, la ejecución de las sentencias dictadas por tribunales extranjeros (en este caso de Texas) o del cumplimiento de pena de prisión impuesta por tribunales extranjeros, cuando en virtud de un tratado internacional corresponda a España la continuación de un procedimiento penal iniciado en el extranjero.

Moreira aterrizaba en Madrid y la orden de aprehensión fue ejecutada con diligencia, descolocando a la clase política nacional que en diversos tonos continuaba con el mantra del Estado de derecho y que todo mundo se someta al imperio de la ley. ¡Sopas! La ley se aplicaba ahora sobre uno de sus correligionarios, uno de los jerarcas del nuevo PRI. Tratarán de escurrir el bulto, como es su costumbre, pero es claro que más allá del proceso legal, que deberá seguir su curso, las implicaciones políticas son inmediatas.

La primera es que el gobierno, que estaba terminando de sacudirse las esquirlas de la segunda fuga del Chapo, ahora tiene que explicar porque a uno de los barones del PRI, que endeudó a su estado de manera inmisericorde y según varios testimonios saqueó el erario de Coahuila fue objeto de una tácita protección. No podemos olvidar que Moreira dejó el gobierno para asumir la presidencia del PRI con la bendición del hoy Presidente. Que Moreira caiga de la forma en que ha caído no es inocuo para el equipo gobernante. Podrá decirse, en efecto, que con su defenestración y posterior autoexilio académico en Barcelona se le apartó de las grandes decisiones y es verdad. Pero también es verdad que la cúpula del poder nunca procedió en su contra y ahora entre Estados Unidos y España tienen que hacer esa misión. ¿Procederán ahora sí a poner en marcha el Sistema Nacional Anticorrupción?

La segunda es un duro golpe para los supuestos procesos de enmienda del equipo que ganó las elecciones del 2012. En los últimos años nos hemos enterado no sólo del conflicto de interés que tanto daño ha causado a la credibilidad del gobierno, también hemos sabido de la compra de departamentos de lujo en Nueva York por políticos tradicionales. Hemos tenido de todo…. hasta subsecretarios en funciones acusados de delitos electorales. Ahora este golpe a Moreira en España empaña aún más la maltrecha imagen de una clase política que se dice moderna, pragmática y comprometida con la ley. Con esta ventaneada texano-española no hay manera de cambiar la percepción de que la honorabilidad y el combate a la corrupción no son la prioridad de este gobierno.

Analista político. @leonardocurzio

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