Como cada año, las expectativas de crecimiento de la economía mexicana en 2017 se han ajustado a la baja, sólo que ahora con mayor velocidad y los pronósticos apuntan al deterioro de otras variables económicas, como la inflación.

El aumento del Producto Interno Bruto (PIB) en este año, se prevé sea aún menor al registrado en 2016 (2.3%), por un menor dinamismo del mercado interno, que había venido siendo el propulsor de la actividad económica.

Lo cierto es que el resultado electoral en Estados Unidos cambió todos los pronósticos económicos de principios del año y sesgó el escenario de crecimiento a la baja.

Entre los principales factores en juego, están:

1) Inversión declinante por planes diferidos o cancelados por empresas ante el efecto Trump.

2) Proteccionismo de tipo comercial, que incluso llevó a pensar en la cancelación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN). Si bien el cambio de tono en el secretario de Comercio de EU y quien será uno de los representantes del país en la renegociación del acuerdo comercial, podría hacer pensar ahora en una postura estadounidense más flexible, aunque aún es incierto.

Empero esta acción sí permitió una recuperación del peso en su mejor nivel en cuatro meses, que se agregó a la apreciación en 3.46% en el tipo de cambio interbancario en febrero.

3) Deterioro de la confianza de los consumidores (como de hecho ya sucedió en enero ante el desplome que tuvo el indicador).

4) Estímulos fiscales agresivos como ha prometido la nueva administración estadounidense a sus empresas, que termine en una nueva guerra fiscal, lo cual sería un escenario muy riesgoso e incluso insostenible por la precaria situación de las finanzas públicas del país.

5) Remesas disminuidas ante el mayor número de deportados o medidas que obstaculicen su envío.

6) Mercados financieros volátiles, aversión al riesgo y salida de capitales de los países emergentes.

7) Fuentes de financiamiento reducidas consecuentemente y, por ende, más onerosas por una degradación en la calificación crediticia del país y mayores tasas de interés esperadas en Estados Unidos, origen de nuestros principales flujos de inversión.

Así las cosas, el principal riesgo para el avance económico es la debilidad del mercado externo, aunque no se pueden soslayar las presiones inflacionarias.

La inflación se espera esté por arriba del intervalo objetivo del Banco Central, alcanzando un nivel superior del 5% en este año, la más alta desde 2011.

Esto principalmente producto de los cambios en precios relativos de mercancías y servicios por la depreciación cambiaria; alzas en las cotizaciones de la electricidad; y, liberalización de los precios de la gasolina.

La mayor inflación esperada es otro elemento que se suma a los limitantes del crecimiento económico en 2017.

Se estima que no será hasta finales del próximo año que el alza de precios retome su marcha convergente hacia 3%, por los efectos de una política monetaria restrictiva.

Desde 2016, el Banco de México inició un ciclo de elevación de tasas que colocaría a la de referencia en 7.5% este año, siendo su nivel actual de 6.25%.

Esta combinación de factores no prospecta un escenario muy halagüeño para el 2017, por lo que estimamos en el Instituto de Desarrollo Empresarial Anáhuac un avance del Producto Interno Bruto de 1% o incluso menor, inferior a la media de los analistas del sector privado que lo ubica en 1.5%.

Coordinadora de la Maestría en Economía y Negocios y Directora del Instituto de Desarrollo Empresarial Anáhuac

en la Universidad Anáhuac, México Norte

idea@anahuac.mx

@IDEA_Anahuac

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