La era de dos décadas y media de rápido crecimiento a nivel mundial terminó en 2008. El contexto internacional adverso evidenciado este año, ha hecho proyectar una vez más, el crecimiento global a la baja. Lo que se explica por el efecto negativo de la salida del Reino Unido de la Unión Europa y el menor crecimiento esperado, en particular, de las economías avanzadas y a los muchos retos estructurales que enfrentan estas economías (bajo crecimiento de productividad; menor comercio internacional e insuficientes niveles de inversión). Así, se espera que crecimiento mundial sea 2.4% en 2016, en comparación al 2.7% previsto al principio del año.

En Estados Unidos, el primer semestre del año estuvo caracterizado por un menor ritmo de actividad económica al esperado, por la continua debilidad de la inversión residencial y esta economía apenas crecerá 1.5%.

En los países de la Unión Europea, por su parte, la recuperación económica terminará moderándose, ya que el Brexit, ha tenido una afectación de la confianza que frenará el consumo y la inversión y el Reino Unido no logrará alcanzar 2% de crecimiento este año, después de que se consideraba que podría llegar a 2.5%. China sigue marcada por la desaceleración y muchos riesgos.

La expansión sigue sustentándose, primordialmente en la inversión pública, que no es sostenible a largo plazo, además de que los flujos de crédito se han mantenido elevados a lo largo del año, para mantener un avance cercano a 6.6%, superior al 6.3% previsto originalmente, pero inferior a 6.9% registrado en 2015.

La economía mexicana no será la excepción en esta revisión a la baja en los pronósticos de crecimiento y apenas se prevé que ésta aumente 1.8%, de 2.7% proyectado a principios del año.

La actividad económica se ha desacelerado tanto, por la producción industrial como, por los servicios y en el segundo trimestre del año se tuvo el peor desempeño en casi dos años. El principal freno vino del desplome de la minería, empujado por una menor producción petrolera, empero la manufacturera también ha perdido vigor, reflejo del bajo crecimiento de Estados Unidos y la atonía de su sector industrial.

Asimismo, los recortes al gasto y la depreciación del peso frente al dólar, terminaron por afectar el mercado interno, que había impulsado a la economía ante la debilidad del sector exportador.

La volatilidad de los mercados financieros, exacerbada a finales de junio como consecuencia inmediata del resultado del referéndum en el Reino Unido, y otros factores como la proximidad de las elecciones de Estados Unidos, no sólo se vio reflejada en el comportamiento del tipo de cambio, que superó los 20 pesos por dólar en ventanilla a mediados de septiembre, sino también en el desempeño de las tasas de interés de los valores gubernamentales que registraron incrementos en la mayoría de sus plazos.

El impacto del contagio cambiario a precios vía costos, tuvo su repercusión en la primera quincena de septiembre. El Índice Nacional de Precios al Consumidor registró una variación anual de 2.88% y la inflación subyacente anual se ubicó en 3.05%, niveles no vistos desde hace dos años.

En este escenario complejo, el Banco de México terminó incrementando la tasa de referencia en 50 puntos base el pasado 29 de septiembre y desligándose, una vez más, de la política monetaria de Estados Unidos. El nivel que alcanzó ésta fue de 4.75%, pero las alzas podrían continuar con el fin de estabilizar el peso, que ha sido presa de la especulación y seguramente a finales del año, cuando se prevé la Reserva Federal eleve su tasa de interés, también la de referencia en México aumentará.

Sin duda, la salud de las finanzas públicas, el déficit en Cuenta Corriente y, ahora, la inflación son factores que prenden focos de atención. La esperanza se mantiene en que los países miembros de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) ratifiquen su acuerdo de recortar su producción y los petroprecios se empiecen a recuperar y el crecimiento de Estados Unidos se vuelva más vigoroso, por la recuperación del consumo y de la inversión no residencial.

*Directora del Instituto de Desarrollo Empresarial Anáhuac en la Universidad Anáhuac, México Norte

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