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Después del gran éxito de El Patrón del mal, sin duda la mejor serie del narco hasta hoy, no obstante sus maratónicos 75 episodios, que incluyen a manera de bonus un imperioso documental de la vida y los tiempos de Pablo Escobar Gaviria, los temas de narcotráficos referidos no sólo a cárteles de la droga sino a capos famosos reales o inventados han proliferado en diversas series de tv y películas del fenómeno de las que se salvan algunas sumamente bien construidas y mejor contadas, como El cártel de los sapos o El Capo.
Así, mientras esperamos que alguna compañía lance en formato casero Sicario, la reciente película de Denis Villeneuve con Benicio del Toro —que no hace mucho filmó una recomendable biopic libre sobre Escobar— y Emily Blunt, que recoge la historia fronteriza de una joven agente del FBI recluida como fuerza de élite para combatir al narco en uno de los más atmosféricos thrillers que se han filmado hasta la fecha, hay de todo (bueno, malo y pésimo) en el huerto del señor.
Resulta increíble cómo el público mexicano se deje seducir y engañar por historias de narcos nacionales, como la interminable, dispareja y mentirosa El Señor de los cielos, dirigida a cuatro manos por Walter Doehner (el director de La Reina del Sur) y Danny Gavidia, disque basada en la vida de Amado Carrillo Fuentes, cuya familia debería de demandar por la cantidad de patrañas fuera de la realidad que se cuentan sobre quien muriera en condiciones misteriosas luego de una operación que le practicaron en el DF.
Así, mientras sólo a través de piratería organizada se pueden ver los 80 capítulos de En la boca del Lobo, sobre las andanzas criminales de Ricardo Salgado, un ingeniero y oficial del ejército colombiano que acabó entregando a los cabecillas del cártel de Cali, enemigos jurados de Pablo Escobar, Netflix ya está filmando la segunda temporada de Narcos, también sobre el que fuera jefe del cártel de Medellín, sólo que desde la perspectiva tramposa de dos agentes de la DEA, que se asumen como “héroes”.
Pero la cosa no acaba ahí con series, donde lo de menos es el marco histórico del narcotráfico, trátese de Colombia, México o Miami, sino lo adulterado y fantasioso con que se cuentan sin el menor pudor. La colombiana La Viuda Negra, nos presenta la vida de La Reina de la Coca, Griselda Blanco (en tiempos de Escobar), protagonizada por la mexicana Ana Serradilla.
Sus guionistas y directores, entre ellos el mexicano Alejandro Lozano, bien harían en ver los dos documentales de Cocaime cowboys, de Billy Corben, a ver si aprenden algo de la historia de la brava y fea mujer. Nada más habrá que ver completa Camelia La Texana, de Telemundo, donde están metidos Carlos Bolado, Dagoberto Gama y Sara (Camila) Maldonado, para ver si no derrapa.
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