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Vaya, por fin un lugar donde encontrarse con vinilos del pasado y el presente, lo mismo que con un gran surtido de discos compactos, muchos de ellos ya difíciles de conseguir (incluso para coleccionistas doctorados en la venta e intercambio de la universidad del tianguis cultural del Chopo) resulta un verdadero y emocionante placer. Se trata de una tienda única: Recikla Discos Vintage, en plena colonia Álamos (Isabel la Católica 766, a unos pasos del metro Xola) donde su propietario, Rolando Falfán y conocedores especializados como Armando Miranda ofrecen esmerados primeros auxilios para quien llega a socorrerse con el rock y sus derivados, a precios más que justos.
La tienda que, de alguna manera, ha auspiciado la aparición de discos únicos en el mercado (como el Tributo a Size) puede dejar estupefacto al más peinado de los buscadores de rarezas, coleccionistas, intercambiadores e Indianas Jones de causas musicales perdidas y finalmente encontradas ahí. Sólo se necesita algo de paciencia en la búsqueda de artistas, marcas descatalogadas o descontinuadas, discos promocionales y una gran gama de nombres surgidos de la independencia discográfica de antes y después de la irrupción de Internet y las redes sociales.
A las bien surtidas estanterías de Recikla han ido a parar en busca de ser nuevamente descubiertos, discos de agrupaciones como Shock Bukara (de la independiente Nopalbeat), Lady Bombon, e.lebleu, Hugo BIstolfi (del sello Noise Kontrol), Stahl Metal (SM), Valentina (de la marca Verdigris), Mist (Astro Discos México), Pretzel (Molécula Records), Santísima Trinidad (de Grabaxiones Alicia), Ambient Systems (Instinet)… importados como:
Payola, Dark Star, Motion Picture, The Finest in Spanish Rock 1993 (directamente de la Sociedad General de Autores y Compositores de España); The Primos, Deishovidas y muchos más, donde rifan también acoplados promocionales, como uno titulado “Placeres Culpables”, que son una verdadera tentación para formarse no solo gustos personales (retorcidos o pervertidos) sino que sirven como una guía sónica para no comprar auditivamente a ciegas.
Hay también muchos soundtracks que, en su momento, pasaron fugazmente por Mixup y tiendas departamentales, en donde murieron brevemente, para luego resucitar en la tienda de Rolando Falafán, que tiene muy claro lo de los precios accesibles, aunque se trate de rarezas. El auxilio que prestan los dependientes de la tienda, que no presumen abrumadora presunción en estilos, tendencias y conocimientos de última generación musical, sino lo justo, son esenciales para llevarse muy buenos discos, y luego regresar por más.
Los acostumbrados al producto físico, muy desdeñado por los grandes corporativos discográficos actuales, que no se van con la finta de las descargas digitales, se sienten en esta tienda como si estuvieran en casa. Atrévanse a conocer este santuario.
pepenavar60@gmail.com