El sector industrial requiere de un programa emergente de reactivación productiva, durante el primer cuatrimestre de 2017 retrocedió 0.8% a tasa anual, una cifra que sintetiza el entorno negativo que enfrenta la mayor parte de la industria mexicana.
Sin lugar a dudas que la minería vive una recesión: hasta abril, retrocedió 10.7%, resultado de la caída de 33% que se registró en los servicios relacionados con la minería y de 10.9% que se contabilizó en la extracción de petróleo y gas.
A pesar de que los precios del petróleo se han mantenido por arriba de los 40 dólares por barril, y de que se aprobó una reforma energética que debería promover fuertes inversiones, el sector petrolero de México no puede encontrar una salida a su crisis estructural.
Lamentablemente la tendencia de la minería no permite vislumbrar el fin de la fase negativa, una mala noticia para todas aquellas regiones y sectores productivos que se encuentran vinculados con el sector petrolero.
La ausencia de un programa que permita encontrar nuevos motores de crecimiento económico en Campeche, Tabasco, Veracruz y Tamaulipas cobra una factura que paga su población y empresas.
La generación, transmisión y distribución de energía eléctrica, suministro de agua y gas al consumidor final también se encuentran en la parte negativa del crecimiento económico. Hasta el mes de abril su producción bajo 1.1%. En la parte de energía eléctrica la disminución fue de 1.5%.
El sector eléctrico aún no percibe los beneficios de la reforma energética, al igual que ocurre en el sector petrolero.
La paradoja es que ello se da en un momento en donde los precios de la energía se elevaron significativamente tanto para empresas como para hogares.
De acuerdo con el Inegi, durante mayo la inflación de los precios productor en generación, transmisión y distribución de energía eléctrica, suministro de agua y gas al consumidor final llegó a 25.8%, en tanto que para el consumidor la inflación de energéticos fue de 16.1%.
Además, en la construcción también existen señales claras de una desaceleración causada fundamentalmente por la decisión de recortar la inversión pública en infraestructura.
En el primer cuatrimestre la construcción retrocedió 0.6%, producto de la contracción de 11.3% en las obras de ingeniería civil y de 0.4% en la edificación.
La afectación en la construcción se reflejará no sólo en un menor crecimiento económico de la economía mexicana durante 2017, también se verá afectada la capacidad productiva futura.
Al igual que ocurrió con otros ajustes fiscales, el sacrificio de la inversión se transmitirá a las siguientes generaciones, ellas deberán enfrentar la competencia global y los requerimientos internos de vivienda e infraestructura que hoy se deja de construir.
Sólo las manufacturas se mantienen en el terreno positivo, hasta abril crecieron 3.1%.
No obstante, las empresas vinculadas con la producción textil, del vestido, cuero y calzado, derivados del petróleo y química no disfrutaron de dicha expansión, la misma se encontró vinculada a la metal mecánica, electrónica, computación y el sector automotriz, por mencionar algunos de los más relevantes.
Gracias a que la manufactura de Estados Unidos sigue vinculada con la nacional, se puede contabilizar un saldo positivo en este componente de la industria.
El entorno negativo de la industria se combina con mayor inflación y una inversión que no creció en los primeros cuatro meses del 2017.
Hasta mayo, los precios al consumidor crecieron 6.2%, un incremento atribuible a la parte administrada y concertada por la administración pública, energía eléctrica y combustibles siguen presionando el sistema de precios. Los productores también viven una alta inflación, la variación de 8.1% así lo muestra.
Si bien se puede argumentar que el tipo de cambio se estabilizó y recuperó terreno frente al dólar, también es evidente que ello no tiene efectos positivos sobre el sector productivo en el corto plazo.
La industria requiere de programas estratégicos de fondo que le permitan revertir su tendencia negativa, de otra manera el segundo semestre de 2017 reportará un crecimiento inferior a 2.5% que en promedio se ha contabilizado en las últimas décadas y al cual parece nos hemos acostumbrado.
Director del Instituto para el Desarrollo
Industrial y el Crecimiento Económico