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Ahora que estamos en Semana Santa no está por demás recordar algo sobre la evangelización de México, a propósito de las declaraciones del director de Radio y Televisión Pública Española (RTVE), José Antonio Sánchez, que ha generado reacciones de algunos especialistas lo mismo en México que en España. Dijo este personaje que más que de Conquista de América por parte de España, habría que hablar de una evangelización civilizatoria. Ha sido muy utilizada, para caracterizar la Conquista de América, la imagen de la Cruz en una mano y la Espada en la otra. Pero Sánchez decidió dejar nada más la cruz, lo que refleja un desconocimiento profundo de ese proceso histórico. Fernández de Oviedo, cronista de esa épica, describía así a los conquistadores: “Son de la clase de hombres que no tienen la menor intención de convertir a los indios… Sólo los mueve el deseo de conseguir oro o cualquier otro tipo de riqueza. Subordinan el honor, la moralidad y la honestidad a este fin y cometen todo tipo de fraudes y crímenes”. Y en su obra El Nuevo Mundo, Lope de Vega ironizaba: “So color de religión/ van a buscar plata y oro/ del descubierto tesoro”. Los frailes que formaban parte de las expediciones de inmediato censuraron “la insaciable codicia y ambición que han tenido (los españoles), y esta negra codicia desordenada del oro”. Sobran los testimonios y escritos al respecto.
Los pueblos prehispánicos presentaron casi siempre gran reticencia a aceptar las nuevas doctrinas, pues defendían sus propias creencias. Sólo con la espada y el látigo, no por convicción, se les impuso la nueva fe. Por ejemplo, las ordenanzas del Virrey de Mendoza estipulaban: “Que el que en domingo o día de fiesta no ocurriere a misa a ver la doctrina y sermón… (tendrá) dos días de cárcel… y (será) azotado”. Y también: “El indio o india que al Ave María no se hincare sea reprendido, y cuando no hiciere acatamiento a la cruz o a otra imagen, y si por menosprecio lo hiciera, sea azotado públicamente”. Y cuenta fray Francisco del Toral, primer obispo de Yucatán: “Al enterarse de que alguno dellos volvía a sus ritos antiguos e idolatrías, sin más averiguaciones ni probanzas, comienzan a atormentar a los indios, colgándolos de las sogas, altos del suelo y poniéndoles a algunos grandes piedras a los pies y a otros echándoles cera ardiendo en las barrigas y azotándolos bravamente”. Con sangre entraría la letra… del Evangelio. Eran métodos no precisamente más humanitarios que los sacrificios humanos de los aztecas, que Sánchez condena como signo de barbarie (sacar el corazón no era civilizado, pero quemar en la hoguera tampoco lo era precisamente). Por todo lo cual de la reticencia pasaron muchos de esos pueblos a la resistencia armada, en defensa de su religión y creencias. Así, los líderes chichimecas de la Rebelión del Mixtón, en 1541 (una de tantas) decían a sus hermanos de raza: “Somos mensajeros de Tecoroli; os va a hacer saber que en él deberéis creer y no en Dios”. Fueron sometidas a sangre y fuego todas las rebeliones. ¿Es proceso civilizatorio usar la muerte y tortura para imponer las creencias propias por encima de las ajenas? ¿La intolerancia, el fanatismo, la persecución religiosa, son acaso prácticas y valores civilizados?
Dice también el director de TV Española que lamentar la destrucción del Imperio Azteca sería como hacerlo respecto del nazismo. No se trata desde luego de hacer aquí una apología a ultranza de los aztecas (o mayas o incas) que muchos defectos tenían, pero la Inquisición española no era precisamente un dechado de virtudes. Si a comparaciones vamos, resulta que muchos de los grupos perseguidos por los nazis lo fueron también, desde siglos atrás, por la Inquisición; judíos, disidentes (herejes) y homosexuales. Incluso, es posible asegurar —como lo hacen muchos historiadores— que el antisemitismo y homofobia nazis fueron una versión secularizada del antijudaísmo y homofobia cristianos (católicos o protestantes). Una herencia nefasta que los nazis adaptaron y exacerbaron. No fueron los aztecas quienes los inspiraron; fue el cristianismo.
Profesor del CIDE.
@JACrespo1