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Después de la decepcionante convocatoria para elegir a los diputados constituyentes (sólo votamos menos del 29% del padrón), no queda más que aplicarnos para que la primera Constitución de Ciudad de México (CDMX) sea una muy buena Constitución, digna de la ciudad capital de una de las 11 principales economías del mundo.
Es uno de los asuntos más serios para quienes vivimos y quienes vienen a trabajar y a visitar la CDMX, porque constituye el centro más importante de las actividades económicas del país. De por sí, CDMX, como economía, dejó de “jalar” e impulsar la tasa de crecimiento del país. Su estancamiento explica de manera importante el porqué crecemos tan poco.
Entonces, ¿qué tendría que pasar para que los 100 diputados constituyentes, 60 de los cuales fueron votados el domingo pasado, y los otros 28 que provienen del Congreso de la Unión, seis a designar por el Jefe de Gobierno de CDMX y seis más por el Presidente de la República?
Primero, es pertinente tener claridad de que se trata de la Constitución para una ciudad capital. NO es la Carta Magna de un país, como tampoco lo es de un estado. Es fundamental plasmar ahí las reglas básicas que creen los incentivos para lograr el proyecto de una próspera ciudad capital.
Segundo, en todo este proceso le corresponde al Jefe de Gobierno de la CDMX iniciar con la posesión de la pelota y hacer el saque. Es quien carga una inmensa responsabilidad: enviar un proyecto de gran calado para que la primera Constitución sea un instrumento fundamental para que impere el orden y la paz que procuren la prosperidad. En otras palabras, esto es para que los ciudadanos podamos exigir seguridad a nuestra integridad y patrimonio, tener seguridad jurídica y poder recibir servicios públicos que nos faciliten la vida para que en CDMX se lleven a cabo el mayor número de encuentros que a su vez se traduzcan en el mayor número de intercambio de bienes, servicios, ideas, experiencias, etcétera. Y ello exige tener los espacios físicos idóneos.
Por lo tanto, la Constitución se trata también de dotar y organizar al gobierno central y las alcaldías de CDMX con las capacidades para mantener el orden y de disponer de las facultades y recursos para mitigar o eliminar peligros a los que estamos expuestos: riesgo sísmico, riesgo de abastecimiento de agua, riesgo de hundimiento, riesgo para procesar desechos sólidos y riesgos ambientales.
Tercero, es de la mayor importancia que la primera Constitución de la CDMX cree dos instituciones estratégicas que blinden su desarrollo. De manera similar a una de las grandes instituciones que se introdujeron en la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos para lograr la estabilidad económica, como lo es la autonomía al banco central, para prohibir que el Presidente le dé órdenes y con el mandato de preservar el poder adquisitivo de los mexicanos, CDMX requiere de dos grandes instituciones que la aíslen de la corrupción. Una, un organismo con autonomía constitucional responsable de la planeación del desarrollo urbano con las facultades para administrar el uso de suelo, con el mandato de que CDMX haga el uso más eficiente del uso de suelo y que sea el erario el beneficiario de ello y no los políticos en turno. Dos, un organismo con autonomía constitucional responsable de las verificaciones y supervisiones de todo aquello que le corresponde vigilar al gobierno central y a las alcaldías, con procesos transparentes sujetos a las auditorías más estrictas. De estas dos piezas estratégicas me ocuparé en próximas colaboraciones.
El proyecto de Constitución que envíe Miguel Ángel Mancera será su verdadera prueba de fuego. Ahí mostrará de qué está hecho. Veremos si tiene madera de estadista y visión para construir Estado, o si lo que busca, como sus antecesores, es sólo el trampolín para ser candidato a la Presidencia de la República. La responsabilidad la tendrá él y no los notables que invitó para escribir el borrador.
Post data. Muchas gracias a todos quienes durante este proceso de elección para el Constituyente me dieron el privilegio de escucharlos con sus preocupaciones; de permitirme exponerles mis razones para solicitar su voto, y en especial a quienes leyeron mis artículos en EL UNIVERSAL sobre CDMX y la importancia de la primera Constitución y se tomaron el tiempo de escribirme comentarios.
Economista.
@jchavezpresa