2016 nos está recibiendo con una gran turbulencia en los mercados financieros. Los golpes económicos que vienen de fuera no son sólo duros sino también tupidos. Lo que sucede en China se transmite a la economía mexicana vía el precio del petróleo y de otras materias primas, así como por los mercados bursátiles y cambiarios. En adición a lo anterior, la economía de Estados Unidos muestra una desaceleración en la producción industrial y el consumo, lo cual también es una mala noticia para la economía mexicana.

Debido a estas perturbaciones, más las que se están gestando en el juego de la geopolítica, el tipo de cambio y las bolsas de valores muestran una gran volatilidad. Para México el peso mexicano pierde valor frente al dólar norteamericano y se cae fuertemente el índice de la Bolsa Mexicana de Valores.

En virtud de que las perturbaciones del exterior reducen los márgenes de maniobra, es importante ver en qué condiciones agarra a la economía mexicana en las actividades productivas, las finanzas públicas y la cuenta corriente.

Por lo que se refiere al crecimiento, la economía venía recuperándose lentamente. Si bien en 2015 se creció más que en 2014, la tasa de crecimiento fue casi un punto menor a la prevista en un inicio. Por el lado de la demanda agregada, el consumo privado ha sido el que ha impulsado la tenue recuperación, seguido por la inversión privada. En cuanto a las exportaciones no petroleras, éstas dejaron de ser la punta de lanza de la demanda, pese a la depreciación del peso. Por el lado de la oferta, fueron los servicios, la producción agropecuaria y la producción industrial las variables que aportaron más a una mayor tasa de crecimiento del Producto Interno Bruto.

En las finanzas públicas, la recaudación tributaria logró más que compensar la caída de los ingresos petroleros. La carga tributaria, es decir, la relación recaudación tributaria al PIB, logrará cubrir uno de los porcentajes más altos de gasto primario de los que se tenga memoria, más de 71%. La recaudación del ISR tuvo un incremento espectacular, con lo que este gravamen se constituyó en la principal fuente de ingresos del gobierno federal. Y la recaudación por concepto del IEPS en combustibles pudo compensar el 55% de la caída de los ingresos por petróleo. El gobierno federal anunció además un recorte al gasto público, todo ello para ajustar el presupuesto público al techo de endeudamiento público autorizado por el Congreso de la Unión. Un aspecto que da fortaleza al manejo fiscal es la reciente reforma a la Ley Federal de Presupuesto y Responsabilidad Hacendaria para que los remanentes que llegue a generar Banco de México se destinen a la amortización de deuda pública.

En 2015 la cuenta corriente se debilitó pese al aumento de las remesas de los mexicanos en el exterior. Si bien las importaciones se contrajeron, el total de las exportaciones cayeron con respecto al año anterior. La caída de las exportaciones petroleras no pudieron ser compensadas por el pequeño aumento de las exportaciones manufactureras y otros, pese a la depreciación del tipo de cambio.

Definitivamente se puede hacer muy poco para atenuar el impacto inmediato de las perturbaciones del exterior. Sin embargo, es la gran oportunidad que hay para corregir todo lo que se pueda.

Es deseable que ese ánimo mostrado por el Ejecutivo federal en la recaptura del Chapo se contagie y traslade a otros ámbitos del quehacer gubernamental. En lo que respecta a la parte económica y de finanzas públicas urge un comando, tipo el de la Armada de México, para que limpie y contribuya a recuperar el orden y dé coordinación al desastre en que desde lustros atrás se ha convertido a Pemex, pero que en esta coyuntura y en el mediano plazo no pueden ser tolerados.

Mucho menos puede ser social y jurídicamente aceptada la modificación que hicieron los diputados federales a la aprobación del Presupuesto de Egresos de la Federación para 2016. No debemos quitar el dedo del renglón: sin disponer de facultades crearon programas y fondos (moches) que no contemplaba la iniciativa del jefe del Ejecutivo federal. Ya si incurren en excesos, cuando menos hubieran pensado en crear un fondo, ante la ausencia de una cobertura, para compensar los ingresos de participaciones de los gobiernos estatales y municipales que se vean afectados por el menor precio del petróleo.

Sí hay mucho qué hacer, y ahora es una excelente oportunidad. En 2016 continuará la volatilidad y la presión cambiaria, pues las perturbaciones observadas en 2015 siguen ahí y se sumarán otras más.

Economista. @jchavezpresa

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