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Vivimos bajo la amenaza de una guerra nuclear. No se han desatado las hostilidades pero Trump, asumiendo el antiguo papel de “líder del mundo libre”, bombardeó al régimen de Bashar al-Assad, el taciturno (y ahora genocida) que gobierna la mayor parte de Siria.
El ataque fue en represalia por el reciente uso de armas químicas (favoritas de Assad) que mataron por asfixia a casi cien civiles enemigos del régimen (incluyendo mujeres y bebés recién nacidos).
A Trump lo conmovieron al punto de las lágrimas los bebitos muertos. Pasó un par de días sacudiendo la cabeza con incredulidad y repitiendo frente a los medios: “eran bebitos, bebitos muertos…”
Aún de luto por los bebitos sirios, Trump detonó sin piedad en Afganistán, en las cuevas donde se refugian los militantes de ISIS, la Madre de Todas las Bombas (MOAB por sus siglas en inglés).
Por su tamaño, peso y potencia destructiva, el temible artefacto, descrito por la defensa de EU como una bomba “casi nuclear”, fue lanzado desde un avión de carga, y una vez en el aire estabilizado con paracaídas que lo llevaron al objetivo por un sistema de posicionamiento global (GPS). El “objetivo” escogido fue el sistema de túneles que le permitieron a Osama Bin Laden evadir al ejército de EU por años.
Las primeras noticias de la explosión indicaron que las víctimas habían sido más de 70, pero el pasado fin de semana voceros de la defensa de EU aumentaron la cifra a 100. Este lunes intentaban volver a ajustar la cifra de víctimas…
En la temible guerra que apenas comienza hay jugadores peligrosos: Corea del Norte y el mismo Trump. Ambos de carácter explosivo y fuera de sí. Cada uno amenazando erradicar al contrario de la faz de la tierra. China, por su parte, en una nueva época de “acercamiento” con EU, se ha mostrado dispuesta a “cooperar” en la difícil tarea de controlar al niño coreano, obsesionado como está por acumular misiles intercontinentales (que de vez en cuando dejan de funcionar) y bombas nucleares.
Sobre Assad es necesario estar conscientes que tiene mucha cola que le pisen. Ahora está protegido por Putin, pero su estilo de gobernar viene del padre, un tirano de mala memoria.
(A Hafez al-Assad se le recuerda sobre todo como autor de la masacre de Hama en 1982, donde murieron más de mil civiles, defendiéndose de lo que algún comentarista de la época consideró “el ataque más devastador perpetrado por un gobierno árabe contra su propio pueblo”. Assad padre fue incondicional de Gamal Abdel Nasser, el hombre que derrocó a la monarquía en Egipto y nacionalizó el Canal de Suez; uno de los líderes más poderosos y carismáticos del mundo árabe).
Hace algunos años Assad, aconsejado por su esposa, que es una mujer preparada y moderna, intentó socializar con parejas de jóvenes gobernantes europeos, como los reyes de España. Pero como es difícil “socializar” con un genocida (¿de qué le platicas?) volvió a quedarse solo…
Analista político