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Es posible que la victoria de Trump encierre secretos que no se revelarán jamás. Por ahora sólo hay indicios de irregularidades, y todas apuntan a Rusia. La Rusia totalitaria de la Guerra Fría, que vuelve por sus fueros de la mano de Vladimir Putin, dispuesta a negociar con EU y a reclamar su reconocimiento como potencia nuclear.
Durante la campaña, cuando Trump especulaba sobre el posible triunfo de Hillary, siempre terminaba con la misma advertencia: “yo nunca pierdo”. ¿Qué le daba esa seguridad?, ¿los hackers rusos? Es posible que hayan sido los hackers, pero también un embajador de las confianzas de Putin, con “derecho de picaporte” en la “Torre Trump”, donde se reunía regularmente con el yerno del magnate y el general Michael Flynn.
(Después se supo que Michael Flynn, asesor de seguridad nacional de EU, asesoraba al mismo tiempo al gobierno de Turquía, sin estar registrado como “agente extranjero”. Trump le pidió la renuncia casi por mera formalidad, pero continuaron como amigos.)
Al magnate nunca le han quitado el sueño los conflictos de intereses. Él mismo se negó a poner sus empresas en un “fideicomiso ciego” sin derecho a voto, como han hecho otros presidentes millonarios. Él simplemente le confió la administración a sus hijos.
En una nube de asombro con rasgos teatrales, el Congreso y el FBI investigan esta semana las relaciones de Trump con Rusia. No necesitan ir muy lejos. Tienen a la mano la controvertida designación de Rex Tillerson como secretario de Estado. Algunos la consideraron un gesto de buena voluntad hacia el jerarca ruso, porque Tillerson y Putin son buenos amigos. (Tillerson recibió no hace mucho de manos de Putin la máxima condecoración civil de Rusia). ¿Conflicto de intereses? En esta administración de multimillonarios republicanos todos respetan el derecho sagrado de los demás a ganar dinero.
Fareed Zakaria, autor de un reciente documental sobre Putin en CNN, concluyó con una verdad de Perogrullo: que Putin es muy poderoso (quizá el “más poderoso del mundo”) porque no tiene que enfrentar los frenos y contrapesos de otras democracias. Detenta un poder absoluto en un país que cubre 11 husos horarios. Cuenta además con una fortuna personal estimada en 200 mil millones de dólares.
George W. Bush está sorprendiendo con un libro de arte que contiene sus pinturas de rostros de veteranos que “defendieron la democracia” (y de paso el petróleo) de Irak. Durante la presentación del libro recordó que como presidente había invitado a Putin a su rancho. Dijo que un día, con ayuda del traductor, sostuvieron una plática hasta bien entrada la noche. Ahí vio al jerarca ruso a los ojos y “vislumbró su alma”.
El respetable senador John McCain, héroe de guerra y ex candidato presidencial, descartó el ingenuo comentario de Bush. Declaró que él también había visto los ojos de Putin, pero que en su caso esos ojos mostraron únicamente las siglas “KGB…”.
Analista político