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Donald Trump prometió construir el muro divisorio con México. Pero la promesa se convirtió en pesadilla. Le permitió iniciar su campaña con los buenos augurios de un proyecto que hoy, repudiado mundialmente y lleno de problemas, amenaza con terminar archivado como ambicioso proyecto de un desequilibrado que pretende jugar con el globo terráqueo, como Chaplin imitando a Hitler en El gran dictador… (Vale la pena buscarla con ese nombre en Youtube).
Con el muro, Trump sueña retomar el control de la frontera, que hace mucho perdieron a manos de los bad hombres. Niega enfáticamente (no suena convincente) que haya amenazado a EPN (“un buen hombre”) con enviar tropas a México para ayudarlo a contener el problema.
(Ricardo Lagos, ex presidente de Chile, considera el muro una ofensa para toda la región. Estima que debería ser rechazado en pleno por América Latina. EL UNIVERSAL reportó el domingo pasado el “rechazo mundial” a las políticas de Trump).
Dos millones protestaron en Londres la semana pasada por la visita de Trump. Exigían la caída del “dictador” (“dump Trump”) y la cancelación del muro (“no wall”). Los mexicanos no deberíamos prestarnos a negociar “en lo oscurito” con un desequilibrado que pone en riesgo nuestra soberanía y la paz mundial.
En el tema del veto a musulmanes el repudio es universal. Noventa multinacionales del sector tecnológico se sumaron este lunes a la demanda contra Trump alegando que el veto les impide contratar personal calificado.
“Vamos a construir el muro”, vociferaba Trump en campaña y enloquecía la multitud; aunque después añadiera como advertencia: “…y México lo pagará…” (muchos empiezan a cuestionar la salud mental del orate…).
La sola promesa del muro animó a electores que nos consideraban culpables de graves calamidades: tráfico de drogas, personas, armas y dinero. Después resultó que las armas y el lavado de dinero se debían a corrupción o “descuido” de EU. Qué satisfacción para Trump. Su estrategia de sembrar el pánico en México causó pandemonio en un país con más de cien millones de habitantes. Pero al comprobar que estábamos unidos se apresuró a pedirle a EPN que el tema del muro fuese tratado por ellos dos “en lo oscurito”. Ya lo dice el refrán, “no hay loco multimillonario que coma lumbre”.
Por otra parte el ominoso cerco de la ultraderecha sobre la Casa Blanca se cierra cada vez más. Eso indica que nuestra relación con EU está en riesgo de sufrir daños mayores. Steve Bannon, el bad hombre que “maneja” a Trump, (acusado de supremacista blanco, misógino y racista) tomó finalmente el control de la Casa Blanca. Se mueve con la fuerza de miembro del poderoso consejo de seguridad nacional con acceso a todos los secretos. Llamó a los medios para informarles personalmente que los consideraba el “partido de oposición”, y les prometió continuar la guerra sin cuartel iniciada por Trump…
Analista político